21 días para tu victoria – Día 18, por Pastor Daniel Zangaro, PhD

MQO Logo 3Un embajador encadenado

“y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.” Efesios 6:19-20

Hay personas que interpretan como signo de debilidad el pedirle oración a otros ante un tiempo difícil que están atravesando. En realidad esto no es casual, ya que algunos “hermanos espirituales” terminan señalando a estas personas como faltos de fe o poseedores de una fe inmadura. Pero si en realidad piensan eso, también ese concepto incluiría al mismísimo apóstol Pablo, quien estando en prisión, pide a los hermanos de Éfeso que oren por él. ¿Signo de debilidad? No, sino de humildad al reconocer que necesita de Dios pero también del cuerpo de Cristo, mas allá de la autoridad que él tenía. No quiso mostrarse como el súper apóstol, ni dar una imagen desmesurada de su fe o nivel espiritual.

Pablo no se queja por su situación, no duda de su llamado, ni siquiera considera las dificultades presentes y su actual situación, aún estando preso, pidió oración, no para que no lo maten, ni tampoco para que lo liberasen, porque ya estaba enfocado en seguir predicando el Evangelio y con la ayuda de Dios hacerlo mejor que antes.

Otro punto que me llama la atención es que tampoco pidió para ser sano o libre de lo que el mismo calificaba como un aguijón en la carne. Sino que lo que quería era que cada vez que abriera su boca, pueda predicar el Evangelio con denuedo, es decir de manera valiente y estar a la altura del maravilloso mensaje que debía predicar.

Puedes quedarte lamentándote en tus prisiones, mirando tu aguijón en la carne, al que ya le has pedido a Dios que te lo quitara pero no recibiste respuesta. Puedes dudar de tu llamado o del sentido de lo que estás viviendo actualmente y terminar en una amarga queja contra Dios, la vida o contra ti mismo. Sin embargo el Apóstol Pablo tomó un camino mas excelente, dio por hecho que Dios lo quería predicando, por lo cual directamente se enfocó en su próxima asignación.

A veces el árbol no nos deja ver el bosque como afirma el dicho popular, sin embargo la fe nos lleva a mirar mas allá de la realidad actual. Sin transformarnos en negadores de la realidad, ya que no se trata de eso, podemos elevar nuestra mirada y llamar a las cosas que no son como si fueran.

Quizás el enemigo quiso encerrarte en una cárcel, no necesariamente física, pero quizás en una prisión de fracaso, angustia o depresión. Podemos también ser prisioneros de malos hábitos, adicciones y pensamientos que nos llevan a obrar mal.

Deja de lado el lamento y la auto conmiseración por tu situación actual, recuerda que Pablo se definió a sí mismo como un embajador encadenado. Encadenado y en prisión, pero todavía un embajador. Y tampoco un embajador cualquiera que representa a un país, sino un emisario, un representante del Reino de Dios.

¿Eres un embajador encadenado? No pienses que por tus actuales cadenas dejaste de ser un embajador. Dios quiere romper esas cadenas y llevarte a cumplir con el divino propósito que ha puesto en tu vida. Comienza a verte como Pablo lo hacía, mas allá de las circunstancias y cumpliendo el plan perfecto de Dios para tu vida.

por Pastor Daniel Zangaro, PhD DZ 1

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