Fuimos libertados del pecado para ser siervos de justicia, hemos sido bautizados en Cristo, dejamos la vida pecaminosa para resucitar a la vida nueva con ÉL.
Con todo lo implica: responsabilidad de caminar cada día crucificando la carne, las conductas y actitudes que no provienen de Dios, desechando todo lo malo.
La gracia justificante de Dios nos ayuda a vencer todo pecado.
“Entonces…que? Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerles, sois esclavos de aquel a quién obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” Romanos 6:15 y 16 (B las Américas)
Somos esclavos de lo que obedecemos, sería tan ilógico, un despropósito, tomar la gracia de Dios a través del sacrificio redentor de Jesús y seguir pecando como hijos del diablo.
La gracia sobreabunda, es suficiente para todas las áreas de nuestras vidas y situaciones, pero ella nos acerca cada vez más a la santidad, al camino de justicia en los mandamientos del Señor.
No importa cuán grande sea tu pecado si hay arrepentimiento verdadero, un deseo y esfuerzo por caminar en la justicia de Dios, dominar tu carne y servir con todo tu corazón al Señor, las cosas van a cambiar de una manera rotunda, favorable para ti y los tuyos.
Aumentarás tu fe en Cristo el cual te llevará a conquistar terrenos que el enemigo te ha robado paz, economía, ministerios, salud, relaciones interpersonales armoniosas.
Cuando no te habías entregado al Señor estabas bajo el yugo de pecado, ahora no tomes su gracia en vano, recíbela y disfrútala como un regalo que Dios da a todos gratuitamente, a los que reciben a Jesús como Señor y Salvador y deciden ser sus discípulos.
¡Se obediente a su Palabra, te dará las bendiciones más anheladas, amor, fortaleza y sus misericordias te alcanzarán a ti y tu familia!
Una «Mama que Ora»
Argentina
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!