CUANDO SOLTAR EL PERDÓN DUELE…
Queridas mamás, papás y jóvenes que oran:
Muchas veces en la vida nos equivocamos y herimos con nuestras palabras o con nuestras actitudes a quienes nos rodean, también son innumerables las veces que lo han hecho con nosotros.
El tema que hoy nos ocupa es el perdón.
Dice la palabra de Dios en Efesios 4: 30 al 32: «No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual ustedes fueron sellados para el día de la redención. Desechen todo lo que sea amargura, ira, enojo, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.»
Sabemos que no es fácil, perdonar duele, pedir perdón duele, uno se siente humillado más
cuando no fue el causante de la ofensa; duele haber fallado, no sólo al prójimo sino especialmente a Dios; duele experimentar un retroceso en el andar en el camino del Señor, porque el ofender, el no disculparse y el no perdonar hacen eso, nos producen culpa y la culpa tristeza…nos detienen, nos estancan…
Dios nos insta a perdonar todas las veces que fuere necesario para reparar un daño y que vuelva la paz y haya sanidad interior. No significa que debemos aprobar o actuar como si el otro no hubiera cometido la ofensa, sino que al perdonar nos liberamos a nosotros mismos de esa cárcel en la que quedamos atrapados.
por Liliana Zajczek