CUANDO SOLTAR EL PERDÓN DUELE…, por Liliana Zajczek

CUANDO SOLTAR EL PERDÓN DUELE…

Queridas mamás, papás y jóvenes que oran:
Muchas veces en la vida nos equivocamos y herimos con nuestras palabras o con nuestras actitudes a quienes nos rodean, también son innumerables las veces que lo han hecho con nosotros.

El tema que hoy nos ocupa es el perdón.

Dice la palabra de Dios en Efesios 4: 30 al 32: «No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual ustedes fueron sellados para el día de la redención. Desechen todo lo que sea amargura, ira, enojo, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.»

Sabemos que no es fácil, perdonar duele, pedir perdón duele, uno se siente humillado más
cuando no fue el causante de la ofensa; duele haber fallado, no sólo al prójimo sino especialmente a Dios; duele experimentar un retroceso en el andar en el camino del Señor, porque el ofender, el no disculparse y el no perdonar hacen eso, nos producen culpa y la culpa tristeza…nos detienen, nos estancan…

Dios nos insta a perdonar todas las veces que fuere necesario para reparar un daño y que vuelva la paz y haya sanidad interior. No significa que debemos aprobar o actuar como si el otro no hubiera cometido la ofensa, sino que al perdonar nos liberamos a nosotros mismos de esa cárcel en la que quedamos atrapados.
 

Cada vez que nos equivocamos y desobedecemos a la palabra de Dios, sea cual sea el motivo de nuestro rencor, ponemos un vallado que no nos permite avanzar y tampoco podemos esperar que nuestro Padre celestial nos perdone…»…(como no quiso perdonar)… el rey lo entregó a los verdugos, hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de todo corazón a sus hermanos.» Mateo 18:34-35

No importa las veces que te han lastimado, perdona, mira a Cristo, Él dió su vida para perdonar nuestros pecados, derramó toda su preciosa sangre y no cuestionó nada… acércate con corazón humilde y pídele que ponga en ti ese mismo amor y sé libre de la cárcel que te angustia.

Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo!

Dios te bendiga!

por Liliana Zajczek

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