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Hoy comenzamos a leer juntos el libro de Apocalipsis, capítulos 1 al 6. Ver link: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis+1&version=RVR1960

APOCALIPSIS Capítulos 1-6 (breve reseña)

Para muchas personas, el libro del Apocalipsis es algo misterioso y muy difícil de entender. No obstante, hay en ello una bendición expresa y una promesa para todos los que “leen, oyen y guardan las palabras de esta profecía” así que, debemos saber que no es imposible para nosotros conocer todas estas verdades, aun cuando muchas de ellas puedan resultarnos algo difíciles de entender. Dios nos garantiza que podemos comprender sus verdades aquí reveladas.

Apocalipsis significa “revelación”, “quitar, correr un velo” y esto es lo que el contenido de todo este libro de la Biblia hace con respecto a lo que se dio en llamar “el drama de las Edades” es decir, el programa de Dios, el plan de Dios a lo largo de la historia. El libro tiene mucho de carácter simbólico porque casi toda su explicación es acerca de un futuro que está próximo, pero que aún no ha llegado, por eso su carácter es profético, hacia adelante, hacia lo que vendrá.

Su autor es Juan, él apóstol; se identifica a sí mismo unas cinco veces (1:1; 1:4; 1:9; 21:2 y 22:8). El libro mismo muestra que el escritor es un conocedor de la Sagrada Escritura, un líder reconocido entre las siete iglesias del Asia Menor, una persona profundamente espiritual y completamente convencido de que llegará un día en el que, la fe cristiana habrá de triunfar sobre las fuerzas del mal que operan en este sistema del mundo.

Debemos saber que, el Apocalipsis fue escrito en momentos muy difíciles, cuando los cristianos, creyentes en Jesucristo, estaban viviendo momentos de cruel persecución. Aparentemente, serían los períodos comprendidos entre los reinados de Nerón (54-68 d.C.) y el final del reinado de Domiciano (81-96); por ello, la mayoría de los escritores y comentaristas bíblicos estiman que la fecha en que se escribió el Apocalipsis es alrededor del año 95 de nuestra era.

¿Para qué nos da Dios, a través de la pluma del Apóstol Juan, esta Revelación? Juan escribe (dijo un autor) “para motivar a la fidelidad y resistir firmemente hasta el fin. Él informa a sus lectores que la contienda final entre Dios y Satanás es inminente. Satanás incrementará su persecución a los seguidores, pero ellos deben mantenerse firmes, incluso hasta la muerte. Estarán preservados contra cualquier daño espiritual y pronto serán vindicados cuando Cristo regrese, cuando los malvados sean destruidos para siempre, y cuando el pueblo de Dios entre en una eternidad de gloria y bendición”.

El gobierno romano en aquel entonces impulsaba el culto a los emperadores de ese momento; los creyentes sostenían que Cristo, no el César, era el Señor y por ello enfrentaban una hostilidad cada vez mayor. 

Quiero dejarte una característica distintiva en este libro, la cual es el uso frecuente del número siete(aparece 52 veces). Hay siete características del Señor Jesús, de su Persona y su Obra en los vers.5-6; hay siete iglesias (1:4,11), hay siete espíritus (1:4), hay siete candeleros de oro (1:12), hay siete estrellas (1:16), hay siete sellos (5:1), hay siete cuernos y siete ojos (5:6), hay siete trompetas (8:2), hay siete rayos (10:3), hay siete señales (12:1,3; 13:13-14; 15:1; 16:14; 19:20), hay siete coronas (12:3), hay siete plagas (15:6), hay siete copas de oro (15:7), hay siete montes (17:9) y hay siete reyes (17:10), etc. Simbólicamente en la Biblia, el número siete significa algo que esta “completo”.

Hay tres secciones principales en las cuales se divide este libro. En el primer capítulo, Juan describe la visión de la Gloria y de la Persona de Cristo, puesto en medio de las iglesias como Señor y Juez. Los capítulos dos y tres, tienen que ver (cómo mayoritariamente se cree) con la Era, los tiempos de la iglesia, parte de esos tiempos, somos nosotros ahora quienes lo conformamos. Los restantes diecinueve capítulos, tienen que ver los acontecimientos futuros que vendrán después de este período de la Iglesia.

Entonces Juan debe escribir sobre:

1°) “las cosas que había visto” Cap. 1. 

2°) “las cosas que son” Cap. 2-3. 

3°) “las cosas que han de ser, después de estas” Cap. 4-22.

Fue el Dr. George Campbell Morgan quién expresó la síntesis más sencilla de este libro cuando, hace mucho tiempo, lo dividió en estas tres partes:

  1. La Gloria de Cristo, hablándonos de la Persona del Señor.
  2. La Gracia de Cristo, hablándonos del Obrar del Señor.
  3. El Gobierno de Cristo, hablándonos del Triunfo absoluto del Señor.

CAPÍTULO 1:

Jesucristo es presentado en toda Su majestad y gloria. Es la Revelación de Él que Dios le dio para manifestar a sus siervos sobre cosas que deben suceder pronto y que Él mismo la declaró a Juan, su siervo.

Son “las cosas que Juan vio”. En él capítulo, existe todo el relato auténtico y exacto de las cosas que están en el presente y que serán en el futuro.

Comienza después del protocolar saludo de toda carta, presentándonos la visión del Soberano Señor, Rey de Reyes y Señor de Señores.

Describe Juan, lo que percibe y siente al contemplar esa visión donde se nos describen siete características del Señor a saber:

Su cabeza, sus ojos, sus pies, su voz, su mano, su boca, su rostro. (vers.14-16).

Como consecuencia de tal visión Juan queda afectado en su mente y en su corazón al punto de “caer postrado ante el Cristo glorificado” necesitando recibir de este último un mensaje de tranquilidad, estímulo y convicción, el cual hallamos en los versículos 17 y 18:

“no temas, Yo soy el primero y el último, el que estuve muerto pero vivo, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del Hades”

En pocas palabras Juan tenía que saber que, quién estaba frente a él, era nada más pero nada menos que el Soberano de la Vida, el Dueño Absoluto de todo lo que ha existido, existe y existirá, Aquel que teniendo “las llaves”, ejerce el control, el dominio no solo de todas las cosas, sino también sobre lo más importante que puede existir para el ser humano: la vida, la existencia y la muerte, el principio y el fin!!.

CAPÍTULOS 2 y 3:

Ahora están las cosas “que son” y presenta estas cosas, a la luz de lo que ocurría en la historia de dichas iglesias.

Para la mayoría de los intérpretes bíblicos, aquí se describe la condición de cada una de esas iglesias locales en la época en la que Juan escribía pero, también puede ser vista como una visión general e histórica del pueblo de Dios a lo largo del devenir de los tiempos (al menos, muchas de las características que se describen aquí se han repetido en los distintos siglos desde el inicio de la iglesia, marcado allí en el Libro de los Hechos de los Apóstoles Cap. 2).

Uno podría observar en el mensaje a cada una de las siete iglesias qué en casi todas, existe una palabra de alabanza y de reconocimiento, pero junto a ella también, viene una palabra de condenación, de recriminación, de exhortación para concluir siempre con una promesa a cada una de ellas.

Veamos un breve resumen del mensaje dado a cada una de estas iglesias:

ÉFESO: La iglesia primitiva, llena de condiciones y de bendiciones, pero con una seria dificultad: “había dejado el primer amor”. Notemos que el énfasis no está en haber perdido el amor sino, en haberlo dejado; esto habla de su propia responsabilidad y descuido. Todo se había vuelto para Éfeso en una tediosa rutina espiritual.

Reflexión: Podemos tener una sana doctrina, una buena enseñanza, un buen servicio y actividades para el Señor pero, el amor al Señor, el primer amor que debe estar en nuestra vida, tal vez se haya quedado muy atrás en nuestra diaria experiencia y debamos volver otra vez a ese amor; “recuerda…”.

ESMIRNA: Se la alaba y se le reconoce su fortaleza por mantener su riqueza en medio de las luchas, pruebas y persecuciones riqueza qué al fin, les haría vencedores. Se le entrega una inmensa promesa a quienes venzan, se les dará la “corona de la vida”.

Reflexión: En medio de la creciente hostilidad, idolatría, apostasía y mundanalidad que vive hoy el mundo, somos llamados a permanecer fieles.

PÉRGAMO: Se la alaba por su constancia en medio de una situación adversa y donde hay oposición. Se les da la bendición de la presencia suficiente de Cristo en la vida; la figura de ese maná escondido que suple toda la necesidad espiritual de la persona. 

Reflexión: Que nuestra fidelidad y perseverancia espiritual, nos permita recibir un día la pequeña piedra blanca con el nuevo nombre allí escrito.

TIATIRA: Una iglesia en continuo desarrollo ya que “sus obras postreras” eran más que las primeras. Pero se reprende a esta iglesia por permitir una falsa enseñanza. A esos fieles que quedan allí, se les promete una unión al Señor en Su reino Milenial, unión con la estrella de la mañana; se les da un pedido: que vuelvan a una lealtad mayor al Señor.

Reflexión: Que nuestra enseñanza, la que recibimos y la que damos, sea auténtica, pura, sea de Dios y no de los principios de humana sabiduría y de las falsas enseñanzas que hoy día, parecen más activas que nunca.

SARDIS: El Señor se presenta aquí, como Aquel que tiene toda la sabiduría y el que tiene el control total acerca de todas y cada una de las iglesias. No hay una aprobación pues solo hay allí unos pocos fieles. La iglesia está “en una profesión sin vida”, parecía que tenía vida pero, estaba muerta por dentro. Debe recordar, como Éfeso, el principio, el comienzo y volver a las fuentes y estar preparada para cuando venga el Señor.

Reflexión: Aunque muchas cosas hayan muerto y otras estén “por morir”, el cristiano fiel, deberá seguir plenamente al Señor, en las fuerzas que el Él le dé diariamente.

FILADELFIA: Se presenta aquí el Señor como el Santo, el Verdadero y con Autoridad. Se le reconocen a esta iglesia: 1. su capacidad para aprovechar oportunidades (v.8a), 2. la calidad de sus santos, 3. que guarda la Palabra y 4. que tiene dedicación y fidelidad a Dios. La promesa inmensa que recibe esta Iglesia es la de “ser guardada en el medio de la prueba”.

Reflexión: Si Ud. es una hija o un hijo de Dios tenga por seguro que nada ni nadie que Dios permita, habrá de tocar su vida. (Salmo 91)

LAODICEA: En esta última iglesia el Señor se presenta como el Amén, el Testigo Fiel y Verdadero y como el Principio de la Creación, Aquel a través del cual obra Dios. Lo llamativo en este pasaje es que el Señor, no encuentra nada para alabar en esta iglesia. Hay dos cosas que llaman la atención: su indiferencia que era grande (v15-16) y su pobreza espiritual (v17). El problema es que, Laodicea no reconocía ese propio estado en el cual se encontraba (“no hay peor enfermo que aquel que no se da cuenta de lo que le pasa”). La exhortación es a que “vuelvan al Señor” y le escuchen nuevamente como al principio y permitan que vuelva a entrar y estar con ellos (v.20). Increíblemente el Señor estaba afuera de la Iglesia pero, aun así extiende su Gracia hacia todo aquel que “oye Su voz, le abre la puerta de su vida y le permite entrar plenamente”.

Reflexión: No nos permitamos tener un corazón donde no esté Cristo presente, cada día.

Capítulos 4-6

Por último, Juan escribe sobre aquellas cosas que han de ser después de estas. Los capítulos 4 y 5 nos describen rápidamente lo que vendrá después de que haya sucedido todo lo que sucintamente hemos narrado en los renglones anteriores.

Era necesario que Juan pudiera “dar una mirada al Trono en él cielo”, para después observar los tremendos juicios apocalípticos que vendrán sobre la tierra.

Uno observa junto al Apóstol en este capítulo 4, varias visiones que llamaron su atención.

Lo primero que ve es un Trono y esta palabra significativa aparece 45 veces en este libro mientras que solo se la usa 15 veces en el resto del N. testamento. En ese Trono hay Uno que esta sentado, ocupando en forma continua y permanente ese lugar de poder y Autoridad.

Notemos que: alrededor del Trono hay un arco iris de color claro, recuerdo de la permanente fidelidad de Dios para con la humanidad caída. Nosotros solemos ver una parte (la mitad) del arco iris cada vez que se asoma, pero aquí se lo observa completamente, totalmente, y es una figura de la absoluta y total fidelidad de Dios al cumplimiento de Sus palabras y de Sus promesas; sí, podemos estar seguros y tranquilos que Dios es Fiel.

También alrededor del Trono se encuentran personas, 24 ancianos en 24 tronos, una figura de la representación de aquellos que han sido redimidos. Puede ser que sean como algunos dicen, 12 representando al Ant. Test. y 12 representando al Nvo. Test. unos por el pueblo de Israel y otros por la iglesia. Hay una idea sobre lo que se basan estas sugerencias tomada de 1° Libro de Crónicas 24 donde el Rey David había nombrado 24 ancianos para representar a la totalidad del sacerdocio. Sea cual fuere la correcta interpretación, son seres humanos redimidos que nos están representando allí mismo en el Cielo. Todas esas personas están sentados y son coronados con coronas de oro y están vestidos con vestiduras blancas.

Delante del Trono hay siete lámparas de fuego, tal vez representando los siete espíritus que se mencionan en 1:4, dándonos una muestra más de la plenitud de Dios y de todo su poder.

Fuera del Trono hay relámpagos, truenos y voces, cómo se repiten en los capítulos 8, 11, 16 y que presagian los juicios que habrán de venir y frente a ese Trono, se despliega un mar de vidrio semejante al cristal de donde surgen cuatro seres vivientes de características muy particulares, pero que representan cada uno de ellos una verdad acerca del Señor Jesucristo.

En ese v.7 figuran un León, la realeza, Cristo como el Rey; un Becerro, el sacrificio, Cristo como el Siervo; un rostro como de Hombre, la humanidad, Cristo como el Hombre y por último un águila volando, los cielos, la Deidad, Cristo como Dios.

Todo ese ambiente es un ambiente de adoración, gratitud y alabanza y en un signo elocuente del reconocimiento a la Soberanía, a la Autoridad, a la Dignidad y a la Grandeza de nuestro Dios todos proclaman:

… Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tu creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas. Y oí la voz de muchos, millones de millones que decían a gran voz: el Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y oí decir “al que está sentado en el Trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder por los siglos de los siglos, Amén”.

Para terminar con esta reseña, el capítulo 6 ya nos introduce en la parte plenamente profética del Libro. Aquí se describen tres series de juicios diferentes entre sí: los sellos, las trompetas y las copas.

El Cordero es el responsable de abrir los sellos; los ángeles son los responsables de tocar las trompetas y Dios de derramar sobre la tierra, las siete copas de su ira.

La escena que nos describe este capítulo es tremenda. Los sellos son vinculados a: el anticristo, la guerra, el hambre, la peste mortal, el martirio de los santos y los cambios en la naturaleza.

Esta situación es dramática pues hay confusión, desorden, caos por todos lados. Hay un colapso acerca de la autoridad en el mundo y la humanidad se pregunta que sucede?.

Reflexión: El escenario de la Tierra en estos días, nos muestra una pequeña muestra de lo que será en aquel día. Todo es angustia, todo es confusión, las personas son alertadas de un supuesto colapso mundial que afectará a todas y a todos por igual. Las economías caen, los gobiernos tiemblan, la supuesta autoridad y control de los poderosos se debilita y nada ni nadie puede dar paz y tranquilidad.

Es “hora de volver a Dios”.

Es hora de sentarnos frente a nosotros mismos y reflexionar sobre las verdaderas cuestiones de la existencia humana: nuestra vida, nuestra persona, nuestro futuro, nuestra salvación eterna o nuestra perdición eterna. No se trata de nuestros bienes, ni de nuestras capacidades, ni de nuestras posibilidades sino, de nosotros mismos!!!, esa es la cuestión primordial.

Es “hora de escuchar a Dios”.

Es hora de volver a la Sagrada Escritura y darnos cuenta que Dios siempre ha dicho la verdad!!. La verdad sobre nosotros, sobre el mundo, sobre el futuro. Dios es el Dueño de la historia y es Él quién la escribe y determina los acontecimientos. Nosotros apenas somos un trozo de barro, infatuado por el orgullo y la soberbia  natural que nos ha dejado el pecado adentro nuestro, y que solamente podemos y debemos inclinarnos humildemente en arrepentimiento ante su Soberanía, reconociendo Su dignidad, autoridad, dominio y poder.

Es “hora de confiar en Dios”.

A quién iremos en medio de esta confusión  general que nos rodea?; a quién clamaremos en medio de la desesperación que reina y que vendrá al mundo?; quién tomará el mando de nuestro corazón y dirigirá nuestros pasos hacia un sendero de paz, de luz, de seguridad, de armonía y de salvación?.

Sí, es hora de volver a Dios, de escuchar a Dios, de confiar en Dios.

“Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”

Licenciado Jorge Pérez, completó estudios superiores en Ciencias Sociales y Humanidades y ahora ya terminó los dos doctorados en Logos, uno sobre Filosofía y el otro sobre Teología.

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