En el medio del Jordán, por Marina Padula

En el medio del Jordán

¿Alguna vez te pasó ver como todas las personas alrededor tuyo atraviesan circunstancias y salen victoriosos, pero vos seguís en la prueba? ¿Alguna vez sentiste que Dios se olvidó de vos? ¿O que tenes que actuar en una situación, pero Dios te dice “espera”?

Vayamos muchos años atrás en la historia del pueblo de Israel. Dios los liberó de los egipcios y estuvieron 40 años dando vuelvas en el desierto por desobedecer a Dios. Una vez muerto Moisés, Dios levanta a Josué como el nuevo líder del pueblo y le ordena cruzar el Jordán. 

Dios les manda, en el libro de Josué capítulo 3 y 4, a los sacerdotes que llevaban el Arca del Pacto, que representaba la presencia de Dios, que permanezcan en el río mientras todo el pueblo cruzaba. 

Quiero invitarte a que te pongas en los pies de estos sacerdotes, Dios te manda a meterte a un río, que estaba desbordado, el agua se amontona a la distancia y deja de fluir, y tenés que esperar que TODO el pueblo cruce. ¿Cuánto tiempo habrán tardado en cruzar? ¿Minutos, horas? Ves pasar a todo el pueblo, y una vez que terminan de pasar, Dios le dice a Josué que elija 12 hombres para que recojan 12 piedras del río y armen un altar a sus orillas, además Josué arma otro altar dentro del río con otras 12 piedras. Pero… ¿Y los sacerdotes? SEGUIAN EN PIE DENTRO DEL RÍO. ¿Qué sentimientos tendrías? Toda tu familia y amigos están en tierra firme y vos adentro de un río.

Muchas veces nos encontramos dentro del río, puede ser una enfermedad, una prueba, etc. Vemos a nuestro alrededor y parece que todos están bien, que todos salen victoriosos y nosotros seguimos dentro de esa circunstancia. Hay momentos donde le decimos a Dios… “¡Hola! Estoy dentro del río, acordate de mí” y parece que Dios te dice… “espera un poco más”. Y otras veces parece que no nos escucha. 

Pero hay un detalle increíble, los sacerdotes llevaban el Arca, la presencia de Dios estaba con ellos y lo mismo pasa con aquellos que somos sus hijos. Dios está con nosotros siempre. Todos atravesamos procesos distintos, a algunos les toca cruzar el río rápido, a otros recoger 12 piedras y a otros esperar dentro del río. Cada proceso que atravesamos es único y Dios lo permite para moldearnos y que podamos parecernos cada vez más a Jesús. 

“Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia que él actúe…” Salmo 37:7

Si no sos hijo de Dios, espero que puedas aceptar a Jesús como tu salvador. Todos pecamos y nuestro castigo es la muerte. Pero Dios es misericordioso y se acordó de nosotros enviando a su hijo, Jesús, a rescatarnos. Él murió en la cruz por vos. ¿Qué esperas para recibirlo?

por Marina Padula

www.mamasqueoran.com

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