Ante diferentes situaciones de la vida, no sabemos si es mejor hablar y hacer algo o bien guardar silencio y quedarnos quietos. Dependiendo mucho de nuestro temperamento, experiencia en la vida y madurez espiritual seguramente todos tenemos una tendencia a lo uno o a lo otro … guardo silencio y espero que Dios obre o hablo y me muevo en fe.
No soy psicóloga ni mucho menos, pero sabemos por experiencia que si nos guardamos las cosas en nuestro interior, un día van a explotar y el resultado puede no ser muy agradable. Siempre es bueno hablar, con respeto, con discernimiento, con sabiduría. Necesitamos sabiduría de Dios para saber cuándo hablar y cuando callar. Hay momentos que Dios mismo te dirá:
- El Salmo 37:7 dice: «Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.«
- 2 Crónicas 20:17 nos indica: «No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.«
- Salmo 46:10 también nos dice: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.»
Pero la frase que el Señor quiere que te diga, y esta palabra es muy puntual para ciertas personas, la encontramos en Hechos 18:9-11:
Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, 3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. 4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. 5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. 6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. 7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. 8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.
11 Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.
Estos versos son muy especiales para mí, me han acompañado ya muchos años porque Dios quiere que prediquemos Su Palabra a tiempo y fuera de tiempo. Hoy Dios mismo te llama, Jesucristo te acompaña y el Espíritu Santo que unge para que prediques el evangelio de salvación en Jesucristo recordando:
- No temas,
- Habla,
- No calles,
- El Señor mismo está contigo,
- ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal,
- porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad, en tu familia, en tu ambiente laboral, en tu ciudad y país y hasta donde el Señor te lleve.
Hoy es el día que Dios te llama a hablar y no callar.
Para que se cumpla la Palabra.
Dios te bendice, saludos y bendiciones,
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