Hechos, por Zulma Tigani, desde Argentina – «Dios mandó sus ángeles»

MQO Hechos 12

 

“Y se presentó un ángel del Señor” Hechos 12:7

 

 

 

“Le dijo el ángel: «Cíñete y átate las sandalias». Él lo hizo así. Y le dijo: «Envuélvete en tu manto y sígueme».  Pedro salió tras el ángel, sin saber si lo que el ángel hacía era realidad…”. Hechos 12:8-9 

Cuando leo este pasaje siempre viene a mi memoria una experiencia que vivimos con mi esposo Pablo hace ya varios años atrás en la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, y que comparto en mi libro: “Soñar, Esperar y Ver” (Editorial Dunken).  Estábamos por cruzar un paso nivel, vías del tren y de pronto el auto se quedó atrapado entre las vías y no nos podíamos mover, y el tren venía de frente y directo hacia nosotros.

“Resueltamente se bajaron tres hombres muy altos y corpulentos, sin hablarse entre sí, como si ya tuvieran un plan preconcebido o hubiesen recibido instrucciones precisas de lo que debían hacer en el camino, inmediatamente dos de ellos corrieron hacia donde estaba el auto.

Uno de ellos tomándolo a Pablo de un brazo le dijo:

-“Subite pibe y dale arranque”, mientras que el otro sujetando el paragolpe del auto de la parte trasera lo levantaba para desencajar las gomas que estaban encajadas en las vías.

Pablo sin saber por qué razón, obedeció.  Como si el que le hablara fuera un amigo de toda la vida en quien podía confiar ciegamente.  El silbato del tren se oía insistentemente y la luz nos anunciaba que se acercaba velozmente, ya casi estaba encima de nosotros.

Yo me había quedado paralizada sobre el otro carril, estaba tan atónita con lo que estaba sucediendo que no advertía, ni escuchaba el silbato del otro tren que venía por la vía paralela, detrás de mí.

El tercer hombre se me acercó, en tanto yo miraba aturdida lo que estaba pasando, y me dijo: “Estás sobre las vías y viene el tren”.  Al ver que yo no me movía me tomó de un brazo y me quitó del medio del carril, poniéndome sobre la calle fuera del peligro.

En tanto a los otros dos hombres se sumó el tercero que me había socorrido, levantaron las ruedas de atrás del auto como si fuese un juguete.  Pablo estaba dentro y así todos sincronizadamente lograron destrabar las ruedas que se habían hundido en los durmientes del ferrocarril.

En un segundo, el auto retrocedió unos cuantos centímetros.

Fue en ese preciso instante, que vimos como el tren pasó fulminante por delante del auto aturdiéndonos con su silbato y encandilándonos con su potente luz.  Probablemente Pablo estuvo a menos de un metro cuando la máquina atravesó el espacio por delante de sus ojos.

Casi en forma simultánea por el otro carril el tren que venía en sentido contrario, aturdió la noche completando el cuadro, pasando a una gran velocidad.  No sé cuanto fue el tiempo en el que ocurrió todo esto, pero me pareció una fracción de segundos.

“Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. Salieron y pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él”. Hechos 12:10

Entonces ellos se despidieron amablemente.  Cada uno se subió a su auto y las puertas se cerraron otra vez simultáneamente.  Pero al darnos la vuelta, ante nuestro desconcierto, los hombres ni los autos ya estaban allí atrás. Habían desaparecido.

Dios mismo había intervenido por medio de sus ángeles.

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Yo supe en mi corazón que había sido la oración intercesora de José (mi suegro), la que nos cubrió en aquella madrugada.  Gloria a Dios por aquellos que no dejan de interceder.”

No estamos hablando aquí de angelología como se presenta en estos tiempos, hablando de ángeles de la guarda, sino de ángeles enviados por Dios para ministrar a los santos (“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? Hebreos 1:14)

Mamás, papás e hijos, no dejemos de interceder, no bajemos los brazos porque Dios oye las oraciones de sus hijos.

Zulma 4

Zulma Tigani

Una «Mama que Ora»

desde Buenos Aires Argentina

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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.

No estás sola en la lucha por tus hijos,

SENTITE PARTE ¡!!

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1 respuesta a Hechos, por Zulma Tigani, desde Argentina – «Dios mandó sus ángeles»

  1. Que gran testimonio! y si no podemos ni debemos dejar de interceder por los demás cada día!

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