La Paternidad de Dios: ¡ABBA, PADRE!, por Judith Berlo

¡ABBA, PADRE!

Que privilegio tan inmenso, insuperable, es tener un Padre Celestial, creador de todo lo que  existe, tan majestuoso habitando en los cielos y a la vez tan cerca nuestro.

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: ” ¡ Abba! ¡Padre!” Romanos8:14,15(NVI)

 En este tiempo tan difícil que toca vivir, es cuando más tenemos que clamar, pedir el control absoluto del Espíritu Santo, en todas las áreas, para que no invadan pensamientos negativos, que ahogan la fe, y hacen retroceder con actitudes que no edifican y hábitos del pasado que son destructivos.  

“En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad “ Efesios 1:5

ABBA, una palabra aramea, tan cargada de amor, respeto y confianza, que Jesús utilizó, para referirse a  su Padre, Dios.

En medio Oriente, un hijo llamaba a su padre Abba, con mucho cariño y respeto, pero nadie se  dirigía a Dios en oración, con esa familiaridad; pero Jesús rompió toda estructura cultural, todo paradigma y trajo el Amor del Padre celestial, tan presente e interesado en todo lo que nos pasa, lo dio a conocer a través de ÉL, mostrándonos su voluntad y propósitos en nuestras vidas.

“El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.” Romanos 8:16,17.   

Somos hijos de Dios, herederos de vida eterna, coherederos con Cristo en su gloria, ten esa perspectiva de eternidad, que te cambia la visión del problema, de la aflicción, para enfocarte en el poder, amor y misericordia del SEÑOR sobre tu vida.

No se necesitan palabras rebuscadas ni adjetivos cargados de solemnidad, para dirigirnos a nuestro Padre, solo un corazón humilde, sincero, que reconoce sus faltas, sus pecados, se arrepiente genuinamente y cambia de actitud, sosteniéndose con la gracia y perdón de Dios.

Jesucristo abrió el camino, nos dio libertad, nos unió al Padre y su Espíritu Santo nos lleva a toda Verdad, pasa tiempo en su Presencia, escudriña la Biblia y sigue adelante con fe.

¡ABBA, Padre, tú eres nuestra Paz!

 Judith Berlo  Orientadora Familiar (ISCM)

www.mamasqueoran.com

Profeta y predicadora del Ministerio Apostólico Jesucristo es tu Esperanza

Una MAMA QUE ORA desde Argentina

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