La Paternidad De Dios: Dios no nos mira con ojo crítico, sino con ojos de padre, por Zulma Tigani

Proverbios 12:18a  (PDT)

El que habla sin pensar hiere como una espada…”

Hace unos días leía una nota de una mujer joven, ya casada, y terminando su carrera Universitaria.

Ella comentaba sobre sus complejos, de niña, por su cuerpo y como se cansó de escuchar hablar sobre ella y su condición, aún a su familia.

Reflexionaba sobre este asunto y me imagino que debió sentirse terriblemente mal.  

Nadie se daba cuenta del daño que le hacían, al querer ayudarla con sus complejos. Seguramente todos se basaban en una frase, como “Tu Puedes si quieres” “No lo haces porque no te lo propones”

Esto sería algo así como: Adelgazar, Tener una buena figura… (No comer), Ser linda… (Cirugías de naríz, botox en los labios, aumentar los senos), e infinidades de demandas a las que no solo no podría llegar sino que además la frustraría al no lograrlo.

Posiblemente no tenían la intención de hacerle daño, pero si hablaron descuidadamente.

Podemos causar heridas muy profundas, desánimo y hasta desolación, en el oyente, según sean nuestras palabras.

“A las palabras no se las lleva ningún viento, cada palabra hiere o cura, maldice o bendice, destruye o edifica”.

A pesar que esta mujer  ya es lo suficientemente grande para saber que esas no fueron palabras dicha con mala intención, aun hoy lloraba al recordarlo.

Hay personas que viven toda su vida adulta esclavizada a palabras feas, poco bondadosas, que fueron pronunciadas cuando eran pequeños y que han traspasado su alma.

Pero nosotros tenemos a nuestro amado Padre, quien nos formó en el vientre de nuestra madre, quien nos diseño a su semejanza y nos ama tal cual somos. 

No tiene ninguna exigencia, y junto con el Espíritu Santo de Dios nos da poder, y fortaleza en nuestras vidas, para  deshacer todas esas palabras que tanto daño causaron. 

Las palabras que hablamos deben salir de nuestro corazón, deben surgir de nuestra FE en un Padre amoroso que nos mira con sus ojos de aceptación y amor.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! 1 Juan 3:1a

Si logramos  entender que somos llamados por Él, por nuestro nombre, a su reino y a su corazón, entonces no seremos propensos a incurrir bajo el peso de creer esas mentiras que el mismo enemigo viene a traer. 

Dios no nos mira con ojo crítico, sino con ojos de padre.

Es necesario que pongamos nuestra mente y corazón de acuerdo con lo que Dios ve de nosotros, no en lo que los demás dicen de nosotros. En otras palabras es necesario estar en armonía con Dios, porque  Él es un Papá amoroso con sus hijos.

                                                                       Zulma Tigani

www.mamasqueoran.com 

Coach Certificada, con especialización en Inteligencia Emocional y Desarrollo de las Competencias Emocionales. 

Egresada del Seminario Bíblico. 

Estudios Universitarios de Ceremonial y Protocolo. 

Autora de dos libros: “Soñar, esperar y ver” y “Matrimonio…de eso se trata”.

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