La Paternidad de Dios, por Samuel Morel

LA PATERNIDAD DE DIOS

Cuando mi papá llegaba de trabajar a nuestro hogar era una alegría inmensa. Junto con mis hermanos y mamá, lo recibiamos con aplausos al grito de  “papi,papi,papi”. Él a veces nos traía golosinas, él siempre fue muy cariñoso con nosotros. Aun tengo la figura de que mi papá era un hombre fuerte, divertido y muy trabajador aunque a veces chocabamos debido a nuestro carácter. A pesar de que su papá murió cuando él tenía tan solo 8  años se acuerda muchas cosa que vivió junto a él, yo creo que lo amaba mucho El vicio del alcohol se lo llevó de joven, dejando  a mi abuela con muchos hijos chicos para enfrentar la vida y mi papá fue por esos años como su padre porque era el mayor. Él tenía un carácter fuerte, pero Dios lo llevó de procesos en procesos. Hace unos años casi se nos va, porque tuvo un ataque al corazón, gracias a Dios se salvó y todavía está con nosotros. Ayer fui a merendar con él y mi mamá. Con sus defectos y virtudes mi papá siempre estuvo conmigo en mi crecimiento. Como la vez que me corté la pierna y me llevó sobre sus hombros para que no caminara. Estuvo en mi boda, estuvo cuando nació mi hijo y estuvo cuando regrese al país después de 8 años sin vernos. Por eso es que quiero agradecerle a Dios por mi papá, porque se que todo proviene de nuestro Padre Celestial.

Hoy recuerdo todo lo vivido, y digo Dios, tú estuviste en todo desde que estaba  en el vientre de mamá, cuando nací, en el amor de mis abuelos, en todos los cuidados tu, padre protector, proveedor lleno de amor y misericordia.

Un día decidí apartarme de Dios para ver lo que en el mundo había. Si bien no anduve en cosas muy malas, pero no me congregaba y no buscaba la presencia de Dios. Miraba alrededor gente vacía, sin Dios sin esperanza viviendo a su forma. A pesar de que yo sabía que no era igual a ellos me sentía como sapo de otro pozo según el dicho popular, no era de ellos. Hasta que diez años después volví a Dios, me aparte en Buenos Aires y me reconcilié con el Señor en Miami, en una hermosa y pequeña iglesia Bautista llamada “Nueva Esperanza”. Ahí me estaba esperando el Señor, Él que nunca me había abandonado. Pero ese día, lloré como un niño, le pedí perdón a mi Padre Celestial, y volví a estar en casa. Sentía que el Señor me decía “No busques más Samuel, yo soy tu padre y esta iglesia es tu casa,” en ese momento entendí Su amor, el cual me llenó el corazón.

Juan 14:2 dice: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar el lugar para vosotros.”

La herencia más bella y sorprendente que un padre pueda dejarle a un hijo, es la formación del carácter y mostrar los pasos a seguir.

Oración

Padre Santo, que estás en todas partes, a una sola oración, ruego por todos aquellos que están solos, que no han tenido la figura paterna a su lado, que por distintas circunstancias de la vida, que tu Señor te reveles a ellos ,  como padre y que sepan que tu lo amas, y los que se apartaron de ti que sus corazones puedan sentir el vacío que este mundo da, sin fe, sin esperanza, porque solo tu lo llenas todo, y llenas de alegría el hogar, cuando éramos  chicos y mi papá llegaba al hogar, esos momentos son pequeños destellos de cielo.  Amen.

Por Samuel Morel

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