Recetario de Mamás que Oran: Comida gratis, por Cristian Gustavo Suárez

«Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto y teníamos todos los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que queríamos.» Nm 11:5

Al meditar en este pasaje rápidamente nos podemos dar cuenta de qué importante que es lo que nos aconseja la palabra del Señor en cuanto a nuestro pasado, como está escrito en Ef 4:22: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos».

Vemos que los israelitas fueron engañados al dejarse llevar por los deseos de gente extranjera. El problema aquí no era que ellos se estaban muriendo de hambre pues el Señor los sustentaba con Maná del cielo, el problema está en que ellos debían trabajar para conseguir Maná ya que ellos debían recogerlo luego molerlo y así hacer una harina para luego cocinar un pan aplanado. En la vida cristiana hay que trabajar para tener más de Cristo debemos dedicar tiempo en leer, memorizar, meditar y estudiar la Palabra del Señor de otra forma nuestra fe no va a crecer ni nuestro deseo por Él.

Nótese que ellos afirman comer gratis en Egipto, sin embargo en el desierto el Maná también era gratis, el problema no era el Maná sino su corazón desagradecido y acostumbrado, pues no iban a estar toda la vida comiendo Maná, sólo era por un tiempo y en ese lugar el objetivo era entrar a la tierra que fluye leche y miel. En su peor momento y en el peor sitio ellos vieron milagros y comieron el mejor alimento comieron Maná directamente del cielo.

Qué terrible es que nosotros convirtamos la vida cristiana una manera, costumbre rutinaria y religiosa. Si Cristo, El pan que descendió del cielo, se convierte en religión perderíamos el sentido de conciencia de la belleza, lo milagroso, lo deseable, lo admirable, lo nutritivo, lo dulce y lo exquisito de las riquezas, de la gloria, de la gracia del Señor Jesucristo, suprema y sublime en la cruz del calvario.

Este pasaje deja ver que no son malos los alimentos ahí mencionados, antes bien son una provisión del Señor, pero también de manera figurada deja plasmado un comportamiento espiritual el cual personas adoptan porque como Cristo no le es suficiente entonces buscan otras cosas que pueda darle sabor a su vida, los tales aún no han probado el pan de vida.

El que prueba a Cristo nada en el mundo lo satisface y no necesita adornar ni poner aderezos al pan de vida qué es Cristo para que éste tenga sabor.

Los que desean las cebollas y los ajos y los pepinos más que Cristo o en vez de Cristo, son aquellos que Cristo no les basta ni les contenta y desaniman a otros en su descontento. Es conveniente evitar a tales personas y buscar rodearnos con los que de corazón limpio invocan al Señor.

Las cebollas y los ajos condimentan y acompañan muy bien las comidas pero jamás reemplazarán al pan que descendió del cielo porque escrito está mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

Y tú, ya probaste de Cristo?

Cristian Gustavo Suárez-www.mamasqueoran.com

por Cristian Suárez

www.mamasqueoran.com

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