Bendiciones hermanos en Cristo Jesús, en esta oportunidad quisiera referirme a ustedes con un relato que de forma independiente a los conocimientos bíblicos que cada uno de nosotros podría tener, de una manera u otra creo que todos alguna vez hemos leído o escuchado aunque sea un fragmento de la historia del Éxodo.
Este relato nos cuenta el proceso que tuvo que pasar el pueblo de Israel desde la salida de la esclavitud de Egipto, hasta la llegada a la tierra prometida. La tierra que fluye LECHE Y MIEL!
Fue un largo camino, cuarenta años de desierto pasaron los israelitas para llegar a su destino prometido, aunque se dice que un viaje de esa envergadura y distancia no debería tardar más de dos semanas caminando, qué pasó entonces, por qué tardaron tanto?. Por su incredulidad, poca fe y un constante estado de quejas tras quejas tras quejas, tenían la promesa del mismo Dios en persona, ya habían visto grandes señales y milagros durante prácticamente toda su vida, pero aun así dudaban.
Las cosas con los años no han cambiado mucho verdad?, muchos de nosotros hemos visto milagros en nuestras vidas, hemos sido testigos de la provisión (sobre todo en estos tiempos de cuarentena y pandemia) de Dios y aún así dudamos, a veces nos sentimos estancados en alguna área de nuestra vida y probablemente sin siquiera darnos cuenta estamos renegando y quejándonos por cosas que no alcanzamos porque no queremos, y no porque Dios no nos las ha dado, están ahí, tu tierra prometida esta justo ahí, tu Leche y tu Miel están esperando por ti, mientras tu esperas que ellas vengan a ti, vives pensando en el Ajo y las Cebollas que dejaste atrás, siempre pensando en el pasado que segun tu, fue mejor y te pierdes una tierra de libertad y dulzura que aguarda por ti, y tu, de seguir asi quizas nunca lo consigas y te mueras en tu desierto, con la esperanza de que tus generaciones venideras alcancen lo que tú despreciaste, si, tu despreciaste, solo tenías que seguir adelante sin quejarte, solo confiando.
El pueblo de Israel se quejaba hasta de la comida que recibían, Dios tenía completo cuidado de ellos que hasta los alimentaba diariamente y gratis!
Cuenta la historia que un día fue tanto la queja del pueblo por la comida, que Dios decidió cambiarles el menú y les envió CODORNICES, una cantidad enorme de Codornices, que se les salían por la nariz a los quejosos y malagradecidos esos, que bueno que nosotros no somos así verdad??
Bueno la linda narrativa termina con un pueblo literalmente muerto y sepultado en el desierto, pero Dios cumplió su promesa, llevó a su pueblo a la libertad, no a los que salieron, pero sí a los que no se quejaron, a la generación nueva, a los que sí confiaron y esperaron, esos disfrutaron de las bondades y riquezas de la tierra que fluye Leche y Miel, los que no pensaban en los Ajos y las Cebollas, aquellos que no tuvieron que lidiar y comer Codornices hasta super saciarse, los que fueron malagradecidos.
Bueno creo que la lección ya la aprendimos verdaaaaaad?
A los que tienen revelación les cuento que elegí este relato en primer lugar porque aunque ocurrió hace miles de años, sigue siendo un reflejo de nuestros tiempos contemporáneos, y además por los alimentos aquí mencionados, los cuales ahora en adelante llamaremos ingredientes.
Pero antes de la preparación del plato del dia de hoy, los invito a leer esta historia narrada en el libro de Números 11, como señalé al principio es una historia tomada del Éxodo, pero quise usar Números por un tema de conveniencia para desarrollar la receta que tanto esperamos jaja. Leamos:
Jehová envía codornices
Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.
2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió.
3 Y llamó a aquel lugar Tabera,porque el fuego de Jehová se encendió en ellos.
4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: !!Quién nos diera a comer carne!
5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.
8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.
9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.
10 Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés.
11 Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?
12 ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?
13 ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos.
14 No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.
15 Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.
16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo.
17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.
18 Pero al pueblo dirás: Santificaos para mañana, y comeréis carne; porque habéis llorado en oídos de Jehová, diciendo: !!Quién nos diera a comer carne! !!Ciertamente mejor nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y comeréis.
19 No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días,
20 sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto?
Linda historia no???. Seiscientos mil hombres que eran constantemente mimados por Dios, se quejaban de todo, hasta que colmaron la paciencia de Dios, wow, no me habría gustado estar bajo el enojo de Jehová.
Bueno, espero les haya gustado esa perspectiva de la historia.
Ahora vamos a preparar un plato muy sencillo, rápido y sabroso tomando algunos de los alimentos o ingredientes mencionados en el relato.
Haremos una pequeña sustitución con la Codornices, pero vamos a usar a un primo lejano, alado y plumífero….nuestro amigo el Pollo.
Dependiendo de la cantidad de comensales variamos obviamente la cantidad y proporción de los ingredientes a utilizar.
El plato se llama “POLLO EN SALSA DE AJO Y MIEL”, interesante no? jaja.
Podemos utilizar tanto pechuga de Pollo cortada en tiritas o bien presas enteras, yo recomiendo la pechuga por su suavidad. (para nuestros amigos argentinos usamos Posho).
Hacemos un sofrito con el pollo o posho en una cacerola a fuego moderado, no muy alto para no encender la ira de Dios, le agregamos ajo molido o cortado muy chiquito, sean generosos con el ajo, después nos lavamos los dientes y ya. Cuando el pollo ya esté dorado pero crudo aun por dentro le añadimos cebolla convenientemente cortada en plumas (Juliana), de forma optativa pueden añadir otro vegetal como pimiento, ustedes eligen el color que les guste, otra opción es la zanahoria, el apio, algun vegetal de fácil cocción.
Cuando tengamos la seguridad que el posho ya está cocido le agregamos vino para cocinar, o en su defecto algún vino blanco, lo condimentamos con sal y pimienta a gusto y lo dejamos reducir un rato hasta que el vino evapore el alcohol, y ahí en ese momento le ponemos o vertemos la Miel, una cucharada por porción que hayamos cocinado esta bien, pero si quieren agregar un poco mas esta bien, la Miel fluye en abundancia.
En esa parte no debemos descuidar nuestra cacerola, no la dejemos cocinar abandonada para leer los mensajes de MQO, hay que estar constantemente revolviendo para evitar que sea consumida por el fuego (no es holocausto ok!!).
Paralelamente a esto podemos estar preparando un rico puré de papas como acompañante, de esa manera tenemos la excusa perfecta para usar otro ingrediente mencionado en la historia, si exactamente ese, Leche, agregamos Leche al puré para darle la consistencia o cremosidad que deseamos, en lo personal me gusta el puré muy cremoso, como el que me preparaba mi abuelita Amanda cuando yo era un niño malcriado jaja, pero no tan malcriado como otros que hicieron enojar a papá Dios.
Bueno y como una cena sin ensalada no sale tan buena, los que recuerdan y leyeron el texto verán que se mencionaron los Pepinos, mmmmm qué rico, ensalada de pepinos, deliciosa, con aceite de oliva y sal, o balsámico. Esta vez la ensalada me recuerda a mi madre, con la diferencia que ella le ponía tomates, que recuerdos!
Recuerdan que en la lectura también se mencionan los Melones??? Muy bien eso pensé!.
Con los Melones preparamos un rico postre, el que inteligentemente llamaremos Postre de Melones.
Un último consejo es que no preparan este plato para 5, 10, o 20 días, no vaya a ser cosa que se les salga por la nariz de tanto comer.
Bueno amigos y amigas, sería todo, me despido cordialmente hasta una próxima oportunidad.
Y les recuerdo que si no tienes a Jesus en tu vida y corazón……..estas FRITO!
Un abrazo, Dios está en control, de la pandemia y el mundo.
Bendiciones.
Por el Chef Cristian Yavar
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