Recetario de Mamás que Oran: Macarons, por Victoria Zangaro

Ingredientes:

1 taza de azúcar en polvo, azúcar impalpable

3/4 taza de harina de almendras

2 claras de huevo a temperatura ambiente

1/4 taza de azúcar granulada, azúcar común

Colorante de alimentos  (opcional)

Pasos:

Comenzamos tamizando la harina y el azúcar en polvo. Luego tamizamos la harina de almendras también. Mezclas los ingredientes secos. En otro tazón, usará solo las claras de huevo. Luego comienza a batir los huevos hasta que empiecen a hacer espuma. Comenzando a baja velocidad y gradualmente subiendo a alta velocidad. Cuando es ligero, comience a agregar el azúcar, pero la mitad a la vez. Batiéndose por un minuto adicional y luego agregando el resto del azúcar. Después de dos o tres minutos, debería tener picos pequeños. Esta parte es opcional, pero hace que los macarons se vean mejor, esta es la parte en la que colocará el colorante para alimentos. Yo usé colorante ​​azul, pero recuerda que la masa es más oscura que el color real de los macarons. Empieza a insertar tus ingredientes secos y hazlo medio a la vez. No lo golpea o la desinfles, usa una espátula y dobla la masa. Esto se hace para que no perdamos todo el aire que incorporamos cuando batimos. Cuando esté todo incorporado, pongan el resto de los ingredientes secos y continúan doblándolo. Busque plantillas por internet y coloque papel de manteca en la parte superior para lograr el mismo tamaño en todos sus macarons. Déjalo secar por una hora para que se puede hacer la costra, y golpear la bandeja con la mesa para sacar todo las burbujas de aire. Después de una hora, ponlo en el horno a 300F (150C) por 15 a 20 minutos. No importa si no sale perfecto, con practica se mejora. 

“Entonces su padre les contestó: —Puesto que no hay otro remedio, hagan esto: lleven en sus costales un regalo para ese hombre. Llévenle de lo mejor que el país produce: un poco de bálsamo, un poco de miel, perfumes, mirra, nueces y almendras” Génesis 43:11

Muchas veces nosotros podemos tener la ganas para hacer las cosas bien, cuando es un trabajo grande y lujoso. Cuando mucha gente va a saber quien somos, y queremos hacerlo bien, para que nos puedan decir cosas buenas a nosotros. Pero no debería ser así. No importa el trabajo que nos piden hacer, lo deberíamos hacer con buen ánimo y felicidad siempre. Todo lo que hacemos puede ser un testimonio y una forma para convertir otros a Cristo. Si nosotros estamos felices, y mostramos el buen humor que tenemos. Algo tan común, como sonriendo no es tan común hoy en día. Cuando nosotros sonreímos pueden haber personas que se preguntan por qué. Nada más, cuando te preguntan por qué, podes decir porque Dios me da mi felicidad, y no importa lo que está pasando, yo voy a estar en un buen ánimo y contenta con lo que estoy haciendo. 

Para servir a Dios, no necesita solamente predicar o un ministerio que está en la iglesia. Pero porque nosotros que tenemos a Jesús somos diferente a lo demás, lo van a ver nada más como hablamos y actuamos. Es posible cambiar la vida de muchos con el evangelio, si nosotros vivimos como dice la Biblia. Todo lo que hacemos, lo deberíamos hacer para el Señor. No importa que pequeño o grande es el acto. Cambiemos nuestras forma de actuar y empecemos hacer ejemplo para lo demás. 

Por Victoria Zangaro

www.youthtalkinternational.com

Esta entrada fue publicada en Recetario de Mamás que Oran 2020 y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.