Pensando en la propuesta de MQO, de un ingrediente comestible que esté en la Biblia, hay uno muy importante, tan usado en tiempos bíblicos y actuales… la sal.
En la antigüedad, entre sus utilidades, la sal preservaba, realzaba el sabor de las comidas, purificaba de contaminación los alimentos, las ofrendas y cauterizaba las heridas. Era muy apreciada, de gran valor para la vida diaria de todos, hasta los soldados grecorromanos cobraban su salario con sal. (La mayor parte se extraía del Mar Muerto).
A todo esto, mis comidas las tengo que preparar sin sal desde hace 2 años, por mi dieta, – ¡Qué desabridos que me resultan algunos platos por más ricos que sean! les falta el toque de ese condimento.
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿Cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.” Mateo 5.13 (NVI)
La sal que quedaba desabrida, no servía, era tirada en las calles de Jerusalén en invierno, sobre el hielo para ser pisoteada por la gente, así evitaban los resbalones. Su eficacia se perdía, como la de algunos cristianos que descuidan su vida espiritual, pierden su identidad en Cristo y se involucran en pecados, entristeciendo sus vidas, quedando a merced del enemigo que los pisotea. ¡No pierdas los atributos que el SEÑOR te dio!
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal para que sepáis como debéis responder a cada uno.” Colosenses 4:6 (Reina Valera 1960)
De un interior sano fluyen palabras sazonadas con sal, para responder, animar, confrontar, palabras sabias que construyen, que no significa adular para quedar bien en determinadas situaciones, eso es hipocresía; debemos ser sinceros, hablando con firmeza, pero con dulzura y con la gracia con que el Espíritu Santo nos reviste.
Demostraciones de amor a los demás esparcen esa sal que el mundo necesita. Asistir a los necesitados, los enfermos, orar por ellos, ser solidarios, son actitudes comunes que nacen de un corazón lleno del SEÑOR.
Ser la sal Implica evitar el proceso de contaminación de la sociedad, compartiendo el Mensaje de Salvación, para que muchos conozcan la Verdad, la iglesia es el elemento purificador, para evitar el avance de la corrupción y de costumbres absolutamente repudiadas por el SEÑOR en sus mandamientos.
La Iglesia debe limpiar de la confusión en un mundo de anti valores donde a “lo malo se le dice bueno” (Isaías 5:18), para que las familias con el diseño de Dios, sigan siendo el baluarte de la sociedad. La influencia cristiana en el mundo debe impactar, tenemos que marcar la diferencia, en actitudes y acciones, para ser creíbles con nuestro testimonio de vida ante los ojos del mundo, así al compartir la Palabra de Dios o en todo lo que emprendamos como cristianos.
“Buena es la sal; más si la sal se hace insípida, ¿Con que la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.” San Marcos 9:50 (Reina Valera 1960)
La sal era salutífera, a una herida se le ponía sal para desinfectarla, dolía mucho pero cicatrizaba, así las heridas del corazón, duelen mucho, pero tienes que dejar que el Espíritu Santo cure cada una, para darte libertad y que sean las cicatrices una señal de la victoria sobre esa situación dolorosa.
¡Cuida tu salero! No pierdas ningún atributo de utilidad, mantén una comunión estrecha con el Espíritu Santo, medita la Palabra de Dios, ora, clama, por los tuyos intercede por los que se han apartado, los que no han llegado a Cristo; siempre poniéndote a cuentas con el SEÑOR, si tienes que perdonar o pedir perdón, hazlo pronto antes que tu sal se humedezca.
¡Te animo en este tiempo, La paz de Dios es su Presencia en nuestras vidas, no hay mayor privilegio que servirle y seguir siendo Su Sal, proclamando su Salvación al mundo!
Por Judith Berlo
Predicadora, Profeta del “Ministerio Apostólico Jesucristo Es Tu Esperanza” y Orientadora Familiar (ISCM)
