Colocamos en una cacerola o cazuela cuatro cucharadas de aceite de oliva,calentamos y rehogamos un par de dientes de ajo y una cebolla picada chiquita (Brunoise).
Cuando este blandita la verdura, se añade la carne previamente cortada en trozos pequeños, sazonada y pasada por harina.
Se agrega una zanahoria pelada y cortada en rodajas, además de un pimiento rojo fresco cortado en tiras. Se rehoga todo junto y cuando comience a blanquearse, se vierte unvaso de vino tinto. Se deja cocer todo durante unos minutos y se incorpora unvaso de agua casi hasta cubrir la carne y la verdura.
Se tapa la cacerola o cazuela y se deja cocer durante dos horas a fuego suave con un hervor continuo.
Cuando la carne esté blanda y casi cocida, se añaden los hongos (que vos prefieras) salteados con ajo aparte, de manera que se terminen de cocinar junto con la carne unos 10 minutos. Se le pone más sal si hiciere falta y, antes de servir dejar reposar fuera del fuego. Espolvorear con perejil picado, se pueden agregar papitas al horno con cilantro antes de servir.
¡Todo listo! De pronto comenzó a llenarse la cocina de humo. La humareda surgía de la hornalla en la que se encontraba la cazuela o cacerola.
¿Qué fue lo que paso? Iba todo súper bien.
Se hizo una fisura o grieta en la cazuela y se estaba perdiendo el jugo sabroso de la cocción que derramaba sobre el fuego estimulando humo y secando la comida.
Esta situación me hizo reflexionar sobre nuestros sentimientos y nuestro corazón. Todos hemos tenido o contenemos alguna fisura o grieta que con el tiempo hemos adquirido. Todos somos vasijas rasgadas por distintas razones: orgullo, odio, rencor, crítica, etc.
“Recíbanlo los sacerdotes, cada uno de mano de sus familiares, y reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas” 2 Reyes 12:5
El versículo dice “reparen los portillos” o sea arreglemos la fisura, grieta, por donde se nos está escapando la bendición de Dios, no importa cuánto tiempo tengan ahí, hoy es el día.
Dios quiere hacer de nosotros una vasija, nueva.
Él quiere reparar todas las grietas que a lo largo de la vida se han formado. Al Espíritu Santo le interesa trabajar con nosotros. El ama hacer de nuestra incompetencia lo mejor, lo más especial, lo más útil para su Gloria. Cada día nos demuestra que la solución a nuestras fisuras espirituales y emocionales no está en desecharnos o deshacerse de nosotros…hacerlo con mi cacerola. Más bien El quiere reutilizarnos, pero como a Él le agrada, “a su voluntad”.
Dios puede hacer que toda gracia abunde para nosotros. Recuerda que poseemos todos los elementos necesarios para cerrar la grieta que nos separaba del Él. Solo así podremos disfrutar de su comunión y Presencia.
Si procedemos de esta manera no nos secaremos ni perderemos una sola gota de lo que Dios tiene preparado para nosotros.
Zulma Tigani
Coach, con especialización en Inteligencia Emocional y Desarrollo de las Competencias Emocionales.
Egresada del Seminario Bíblico.
Estudios Universitarios de Ceremonial y Protocolo.
Autora de dos libros.
