Hay miradas de odio, celos, envidia, de desprecio, de negación, de juicio, las miradas dicen muchas cosas, pueden ser para bien o para mal, a diferencia de la mirada de Jesús, que siempre nos habla de su amor, de compasión, de misericordia y de su perdón.
Reflexionemos en esta historia de la biblia, y dejemos al Espíritu Santo hablar a nuestros corazones.
Los *maestros de la ley y los *fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús:
—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio.
Juan 8:3- 4(NVI)
El objetivo de estas autoridades, no era ayudar a que una vida fuera restaurada, sino ahogar sus propios pecados en la complicidad de otros pecadores, que complotaron, para avergonzar y acusar a una mujer por su pecado.
“Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.” Juan 8: 7(NVI)
Los líderes religiosos de la época de Jesús, se enfrentaron a Él, trayendo el pecado de una mujer a sus pies, escondiendo en la oscuridad de sus corazones sus propios pecados, pero trataron en público, el pecado ajeno.
Me sorprende con qué facilidad al igual que en aquellos tiempos se puede espiar la vida de los demás para ponerlos en evidencia, sin advertir muchas veces que nuestras virtudes, no nos convierten en perfectos, y no son mayores, que los defectos que tenemos y que el pecado encubierto en nuestros corazones.
Que fácil resulta condenar las faltas en nuestro prójimo, pero que difícil es reconocer, confesar y arrepentirnos de nuestros propios pecados. Pero si queremos estar en relación, en obediencia y vivir en santidad, debemos cambiar el objetivo de nuestra mirada.
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer…Juan 8.10
Cuando los ojos de ella miraron a los suyos no fueron necesarias las palabras para entender de su amor y de su perdón.
Si hoy eres tú que te sientes acusada(o), avergonzada(o), y juzgada(o) Jesús te dice a ti:
¿Dónde están? [a] ¿Ya nadie te condena?
—Nadie, Señor.
—Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar. Juan 8: 10-11(NVI)
Jesús jamás hizo diferencia o se fijó en la apariencia, mientras los líderes religiosos tiraron la mujer a sus pies, el no miro ni sus cargos, ni su prestigio, o cuan acaudalados eran sino que el escudriño sus pecados, y les hizo frente revelando lo aparentemente oculto para los hombres, pero extremadamente significativo para Dios, el corazón.
Cuando Jesús mirar el pecador, no mira para juzgarlo, ni condenarlo sino darle su perdón, porque cada uno le recuerda Su sacrificio de la cruz.
“ Los ojos de una persona son como una lámpara que alumbra su cuerpo. Por eso, si miran con ojos sinceros y amables, la luz entrará en su vida. Pero si sus ojos son envidiosos y orgullosos, vivirán en completa oscuridad. Así que, tengan cuidado, no dejen que se apague la luz de su vida. Si todo su cuerpo está iluminado, y no hay en él ninguna parte oscura, entonces la vida de ustedes alumbrará en todos lados, como cuando una lámpara los ilumina con su luz.”
Lucas 11:34, 35,36. (TLA)
Oremos por la mirada de Jesús en nuestros ojos!
Lucy Daluz
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