“No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día.
De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad.
Alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos”
Hechos 2:46 y 47(NVI)
Alegría y generosidad son atributos que se manifiestan cuando amamos a Dios y estamos en comunión con nuestros hermanos en la fe, nuestra familia.
Disfrutamos el servir, dar, el compartir con los nuestros, con los necesitados.
Si el amor del Señor es derramado en nuestras vidas, es imposible quedarse quieta/o, en una sociedad a la cual debemos impactar con nuestro testimonio.
Es un ejemplo valioso, esta iglesia primitiva, donde vemos un pueblo en unidad, apreciándose, ocupándose unos de otros, supliendo las necesidades, con regocijo.
Me gusta mucho lo de” no dejaban de reunirse” porque implica unas ansias de estar juntos, de alabar a Dios por sus favores y misericordias, y supongo darse ánimo en las pruebas que atravesarían
Así en esta actitud de amor, humildad, adoración, de los cristianos, el Señor mismo añadía los salvos cada día. Porque el testimonio los respaldaba como verdaderos hijos de Dios.
Las MAMAS QUE ORAN, hemos visto el obrar de Dios, en la unidad y comunión para clamar por las necesidades y como el Señor añade cada día más MAMAS, HIJOS, que se ponen en la brecha por otros con total empatía y amor.
¡Alabemos al Señor por todo lo que ha hecho y hará! Seamos alegres y generosos, mantengamos la unidad, la paz para que todo lo que hagamos tenga la motivación correcta: el amor a Dios y el servicio a otros.
¡DIOS TE BENDICE!
Judith Berlo, Una «Mama que Ora’ desde Argentina
Twitter: @MamasQueOran
“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos,
SENTITE PARTE ¡!!