«Yo me voy a extender», Cuidado!! «Alguien quiere hablar contigo, pero le da ocupado», por Pastor Daniel Zangaro, MA

ale“Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.” Lucas 14:16-24

Una primera lectura de esta conocida parábola nos lleva sin duda alguna a la interpretación de que esto se refiere al pueblo de Israel y a los gentiles. Los invitados que no aceptan la invitación simbolizan al pueblo judío rechazando a Jesús, por lo cual, la gran cena se abre también para los gentiles, es decir aquellos que no eran judíos.

Pero también podemos sacar otras conclusiones menos evidentes. Cuando el padre de familia invita a la gran cena, todos comienzan a excusarse y por lo menos a simple vista, parecieran ser razones válidas como para no asistir. Uno había comprado una hacienda y necesitaba verla, otro una yunta de bueyes y necesitaba probarla y el tercero era un recién casado que debía ocuparse de su flamante matrimonio. Me llama la atención que aún cuando las excusas parecen lógicas y comprensibles, esto provoca el enojo del padre de familia.

Me pregunto cuáles pudieran haber sido las causas de este enojo que a simple vista parece desproporcionado. Pudiera ser que se sintiera rechazado o despreciado ante las excusas de sus invitados o bien por no entender que las personas tienen también otros asuntos distintos a los suyos, los cuales necesitan atender. O quizás porque los invitados, con su negativa a asistir, no consideraron la cena como algo tan importante que justificara postergar sus propias actividades.

Si tenemos en cuenta que el señor de esta historia simboliza a Dios y trayendo este relato a nuestros días, me lleva a pensar cuantas veces Dios nos llama a pasar mas tiempo con El y nosotros estamos tan ocupados que terminamos dejando “plantado” al Señor de la cena.

Cuando afirmamos que Jesús es el Señor y el centro de nuestra vida ¿Qué queremos decir con esto?  ¿en qué se traduce esto en nuestra vida cotidiana?. Si algo o alguien es el centro de nuestra vida ¿no tendría la máxima prioridad a la hora de armar nuestra agenda?

Ni siquiera hace falta que lo que nos robe el tiempo con Dios sean cosas triviales o sin importancia, como ver televisión, redes sociales o distracciones de ese tipo. Aún cuando lo que nos distrae sean cosas perfectamente válidas y necesarias, aún así, estamos asignando a esto, mayor prioridad que a nuestra relación con Dios.

Esto es algo bastante común, porque al funcionar de manera muy sutil, la persona no se da cuenta de que va sacando a Jesús del primer lugar en su vida y así se altera el saludable orden de prioridades en nuestra vida cristiana.

Quizás pase como en las comunicaciones telefónicas, Dios nos está llamando para hablar con nosotros, pero le da ocupado. Le da ocupado porque nosotros estamos tan ocupados que no podemos ni siquiera detenernos a escuchar su voz. Tenemos tantas cosas para hacer, incluso para El, que hasta pudiéramos tener problemas en parar un poco nuestro ritmo para pasar tiempo con El, recibiendo paz y dirección. Quizás también a nosotros, Dios nos diga Marta, Marta, te afanas en tantas cosas pero solo una es necesaria, María eligió la mejor parte la cual no le será quitada. (Lucas 10:38-42). Había mucho para hacer en la casa, pero María se sentó a escuchar a Jesús. ¡Ella sí que tenía las prioridades bien ubicadas!

Si piensas que te está faltando este tiempo a solas con Dios, si hablas de El y le sirves, pero no oyes su voz o Si estás tan ocupado que no te queda tiempo para aquel de quien tu dices que es el centro de tu vida, quizás sea hora de volver a evaluar nuestras prioridades para darle a Jesús el mas alto lugar.

 por Pastor Daniel Zangaro, MADZ 1

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