¡Qué enseñanza tan sincera y directa comparte el Apóstol Pablo en este capítulo, con toda la revelación que le da el Espíritu Santo!
Muchos no lo reconocen, no lo dicen, pero cuantos nos identificamos en estos pasajes tan vividos que acontecen en la lucha constante entre el espíritu y la carne.
El dominio propio, la templanza son partes del fruto del Espíritu Santo, que a más intimidad con el Señor, se consiguen para poder gobernar las obras carne, el pecado y vivir en santidad.
Hay una batalla mental entre lo que está bien y lo que está mal, según la Palabra de Dios, que tiene que derivar en una total entrega de pensamientos, actitudes y acciones a Jesucristo, nuestro Señor
“Así que descubro esta ley: Que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal, Porque en lo íntimo de mi ser me deleito con la ley de Dios; pero me doy cuenta que en los miembros de mi cuerpo, hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!” Romanos 7: 21 al 25 (NVI)
Al ser cada día más maduros, llevamos todo lo que está en nuestro espíritu conectado al Espíritu Santo a todo nuestro ser: espíritu. Alma y cuerpo.
¡Las cosas son más fáciles! Tomamos la gracia de Dios la aplicamos a nuestras vidas y situaciones, así habrá un gobierno de Cristo que nos hace vivir en integridad y en plenitud a pesar de las pruebas, tentaciones o grandes aflicciones.
Siempre tu mente enfocada en el Reino de Dios, en su justicia, descansa en su absoluto control, amor y poder. ÉL nos libra de todo mal.
¡Sean benditas MAMAS QUE ORAN y sigan adelante con la gracia de Dios!
Judith Berlo
Una «Mama que Ora»
Argentina
www.mamasqueoran.com
Email: mamas@cvclavoz..com
Facebook: Mamas que Oran (Grupo)
Twitter: @MamasQueOran
“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!
