Día 2/40 días con el Nuevo Testamento, la nueva campaña del Ministerio Internacional Mamás que Oran

Hoy continuamos leyendo el evangelio según Mateo, capítulos 8 al 14. Ver link: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+8&version=RVR1960

Un temor productivo 

«Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.» Mt 10:26-33

A menudo vemos y experimentamos las consecuencias nefastas del temor, aunque el mismo no siempre es negativo. Cierto temor es natural y hasta saludable, ya que funciona como una valiosa alerta que nos previene de peligros y nos ayuda a evitar todo tipo de daños. Por lo tanto, hay temores lógicos y saludables, mientras que otros nos pudieran llevar a la ansiedad o a la depresión. Por encima de todos estos temores, está el temor de Dios, el cual nos ayuda a vivir una vida agradable a Él. Los capítulos 8, 9 y 10 de Mateo nos muestran a Jesús con autoridad para sanar, liberar, para cuestionar a los religiosos de la época, pero quiero centrarme en Mateo 10:28:

«Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno». 

El temor de Dios implica rendir adoración, escuchar la verdad, permanecer en calma y con la disposición de aprender, tener un corazón íntegro, seguir sus preceptos, esperar en su Palabra, entender sus estatutos, permanecer en asombro ante su ley, caminar en sus sendas, ser humildes, odiar la maldad, y andar en rectitud, entre tantas cosas que pudiéramos mencionar. 

En la actualidad vemos como la sociedad en general pareciera haber perdido el verdadero sentido del temor de Dios, rechazando la Palabra, burlándose de ella, abogando por leyes que abiertamente contradicen los principios bíblicos y tomando esto como lo mas natural, lo moderno, o como sinónimo de “mente abierta”, claramente han perdido el temor de Dios. 

El temor de Dios implica una manera de actuar, pensar y tomar decisiones por la cual ponemos a Dios en primer lugar, nos preguntamos interiormente, ¿esto le agradará a Dios?

Lamentablemente esta consciencia se va cauterizando en la medida en que el espíritu del tiempo, como lo define el evangelista internacional Daniel Kolenda, penetra y dirección los pensamientos. Este espíritu del tiempo no es otra cosa que el espíritu del anticristo obrando de manera tal de influenciar en el pensamiento de manera tal de rechazar todo lo que tenga que ver con Dios y sus principios. 

En estos días vivimos una época muy difícil, las diversas opiniones están a la orden del día, son muchas y de lo más variadas, por lo cual debemos guardar precaución en cuanto a la interpretación que hacemos de estos eventos. Pero hay algo que si tenemos muy en claro y es ver con tristeza como las naciones han apartado a Dios y a los principios bíblicos de sus asuntos de estado. 

Lo mismo sucede lamentablemente a nivel individual, muchos adoptan con gran alegría y ligereza, filosofías y pensamientos diametralmente opuestos a la Palabra de Dios, esto parece muy moderno o de avanzada, pero la realidad es que solo llevan a la perdición. 

A nivel individual, podemos preguntarnos. ¿Qué pasó con aquel hombre que servía a Dios con tanta alegría y fervor? O bien ¿Qué pasó con aquel otro, tan usado por Dios como instrumento de bendición? Quizás ahora los vemos y no parecen las mismas personas. ¿Qué pasó en el medio? ¿Dónde se perdió la pasión? En muchos casos, vemos que el comienzo está justamente en la perdida del temor de Dios, comienzan a vivir como si no hubiera que dar cuentas, o como si nunca saldrá a la luz las consecuencias del pecado y la doble vida. 

Quizás en estos tiempos, sea necesario reflexionar y volver a ese concepto tan viejo y simple a la vez, del temor de Dios. Recuperar valores tales como la integridad, el ser de una pieza ante Dios y ante el prójimo. No dejarnos arrastrar por las corrientes de este mundo con sus filosofías humanistas, aceptando como normales leyes contrarias a la vida, al matrimonio, a la familia, contradiciendo de esta manera los principios y valores que establece la Palabra de Dios 

¡Cuánta gente con temor en estos tiempos! Sufriendo temores de los más diversos, a la enfermedad, a contagiarse, al futuro, entonces surgen preguntas tales como: ¿Qué pasara con este virus? ¿Qué será de la economía de los países cuando esto pase? ¿Con que futuro se encontrarán nuestros hijos? Y tantas otras preguntas que pudiéramos enunciar. Sin embargo, el verdadero temor debiera estar en que mas allá de lo que pase podamos agradar a Dios, enderezar nuestros caminos, volver a los principios bíblicos y como iglesia aceptar finalmente el rol protagónico que debemos ejercer en estos tiempos. Parece haber llegado a su fin la época de la comodidad y el contentamiento simplemente porque tuvimos un buen servicio el domingo, hay una asignación divina para la iglesia de Cristo que aún queda por realizar y es la misma de siempre, la de llevar el Evangelio hasta lo último de la tierra. 

En una época de tantos temores, si vamos a temer, al menos tratemos que sea el temor correcto y productivo, el que nos puede llevar a cambios radicales en nuestra manera de vivir y pensar. Nuestro temor debe estar en que piensa Dios de nosotros, en agradarle con nuestra vida, ¿estará conforme con nuestra manera de servirlo? ¿Qué cambios debiera hacer? 

Estamos de cuarentena y justo tenemos una campaña de 40 días buscando intimidad, dirección y fortaleza en la presencia de Dios. Que cuando todo esto pase, porque pasará, podamos recordar la cuarentena como un precioso tiempo que pasamos en comunión e intimidad con el Señor. 

¡Pasa esta cuarentena con Cristo y Él nos dará la victoria!

Por Pastor Daniel Zangaro

Master of Arts in Christian Ministry, Pastoral Counseling (Graduate with Distinction), Baptist Theological Seminary, Liberty University

Doctor en Psicología Clínica (Doctor of Philosophy in Clinical Psychology) – Orientación Cristiana, PhD, Doxa International University

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2 respuestas a Día 2/40 días con el Nuevo Testamento, la nueva campaña del Ministerio Internacional Mamás que Oran

  1. Kattia Oviedo Bustamante dijo:

    Amen. Una cuarentena diferente, Un tiempo de buscar más en Su palabra y estar preparados para el después; cuando lleguen los que se asustaron en medio de esta pandemia y aceptaron a Cristo como su Salvador. Que podamos presentar y hablar de un Dios de milagros, un Dios todopoderoso que no nos deja ni nos desampara. Un Dios fiel, en el cual podemos confiar. Que seamos luz en medio de las tinieblas y testigos de Cristo.

    • mamasqueoran dijo:

      Claro que sí querida Kattia, nosotros somos de los que creemos en Dios y creemos en Su Palabra y el poder de Su resurrección. Nosotros somos testigos y recibiremos la cosecha de almas que vendrán !!!! Vos sos un ejemplo de mujer de Dios y verás muchos más, mucho, mucho más de Su Poder, Su provisión, Su misericordia y Sus milagros hasta mil generaciones. Eres una bendita del Señor y bendecimos tu vida y la de tu familia. Te queremos mucho. Ale

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