Hechos, por Judith Berlo, desde Argentina.»NO DEJAMOS DE ANUNCIAR ¡JESÚS ES EL SEÑOR!»

¡Es tan impactante el libro de Hechos! a medida que lo vamos compartiendo, no podemos dejar de pedirle al Señor fortaleza, unción y la llenura del Espíritu Santo para predicar las Buenas Nuevas de Jesús, y que muchos sean salvos.

En este capítulo 5, vemos las consecuencias de la avaricia de Ananías y Safira (Hch 5:1 al 11) pretendiendo algo imposible: engañar al Espíritu Santo.

Los prodigios y señales (Hch5:12 al 16) y la persecución sobre Pedro y Juan (Hch 5: 17 al 42)

Los sacerdotes saduceos por envidia, celos porque predicaban y hacían milagros en el nombre de Jesús, ponen en la cárcel a Pedro y Juan; un ángel del Señor los libera y siguen predicando y obrando bajo la unción del Espíritu Santo.

Los detienen nuevamente, pero ahora quieren matarlos, son persuadidos para que los suelten, por Gamaliel, un maestro fariseo, muy respetado.

“Entonces llamaron a los apóstoles y, luego de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de esto les soltaron. Así, pues, los apóstoles salieron del Consejo, llenos de gozo por haber sido considerados dignos de sufrir afrentas por causa del Nombre. Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías”, Hechos 5: 40, 41 y 42( NVI)

Es una enseñanza tan poderosa de lo que es estar llenos del Espíritu Santo. Soportar azotes y tantos tormentos. Me pregunto– ¿Cuánto podemos resistir por causa del Señor? Nos podrán rechazar, no escuchar, pero seguimos adelante, porque siempre habrá quien reciba el mensaje y sea salvo.

No hemos padecido nada por causa de su Nombre, si vemos lo que está pasando en las iglesias perseguidas y lo que padecieron los cristianos del libro de los Hechos ¡Dan sus vidas! todo lo que nos pueda acontecer es poco.

Tenemos libertad para proclamar el evangelio de Jesús, orar y que acontezcan milagros, de reunirnos, participar en el servicio por medio de la iglesia, bendecir a otros y tantas cosas que podemos hacer si nos disponemos con el corazón a impartir la bendición que Dios nos da en abundancia.

Nuestro responsabilidad como discípulos, no dejar de enseñar la palabra de Dios y de predicar a Jesucristo, con todo lo maravilloso que implica.

 ¡No te desalientes, pase lo que pase, nuestro gozo está en ÉL y de ÉL viene la recompensa, la salvación para nosotros y nuestras familias!

¡DIOS TE BENDICE!

Judith Berlo

Una «Mama que Ora», desde Argentina

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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.

No estás sola en la lucha por tus hijos,

SENTITE PARTE ¡!!

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ánimo