«Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo.» – ( Nehemías 1:4)
Que hermoso el corazón de Nehemías , un corazón sensible pero sensible y que se conmueve por lo mismo que el corazón de Dios se sensibiliza y conmueve.
Nehemías no lloraba por motivos propios, lloro al ver que el pueblo de Dios había quedado en ruinas, lloro por ver que hijos de Dios estaban dispersos y derrotados, lloro por ver que el plan de Dios para su pueblo no había prosperado por causa de la testarudez de sus hijos.
Cuando nuestro corazón, es un corazón de un intimo de Dios, podemos llorar por lo que el llora pero también anhelar lo que el anhela mas que a nuestra propia vida y nuestros propios deseos y eso nos impulsa a hacer algo por el reino.
Busquemos tener un corazón intimo con Dios y vivamos una verdadera vida cristiana, sintiendo lo que Dios siente y viviendo por lo que vale la pena vivir!
Christian, un «hijo que Ora» desde Argentina
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