«cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm buscando a Jesús» – (Juan 6:24)
«yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» – (Apocalipsis 3:20)
Estoy convencido que estamos viviendo en un tiempo diferente, tengo la sensación que Dios dio vuelta el reloj de arena y ahora cada granito que cae anuncia que se acerca el final de los días. Creo que ya nada de lo que entendíamos como iglesia va a seguir siendo como lo conocimos, que el tiempo verdaderamente es nuevo y nunca antes vivido lo que vendrá. También se que los que vivieron antes que nosotros desearían haber estado hoy viviendo en la tierra para verlo porque lo creyeron y esperaron toda su vida aunque Dios quiso ocurra hoy y con nosotros aunque no tenemos nada de especiales por eso.
Tengo la certeza que la gente va a empezar a dejar las iglesias donde Jesús no sea el centro de los mensajes, donde los pastores no sean verdaderos discípulos de Jesús y donde los miembros de la congregación no sean un reflejo del maestro en su plenitud. Se acabo el tiempo de «Jugar a la Iglesia», tiempos donde Jesús quedaba del lado de afuera de las iglesias golpeando para poder entrar, porque la gente se sigue perdiendo cada día y Dios no puede seguir permitiendo que sigamos entretenidos olvidando al actor principal.
Va a ocurrir que hijos de Dios rendidos totalmente a Él (quebrantados en serio, no en la teoría) suban a un colectivo, un tren, entren a su trabajo o colegio y que aun sin decir una sola palabra milagros empiecen a ocurrir, como le paso a Pedro con su sombra mientras caminaba por la calle. Que el simple hecho de predicar a Jesús en las calles haga que las multitudes se agolpen para escuchar el mensaje que les salve la vida y que la convicción de pecado caiga sobre cada uno de ellos tan fuerte que los empuje a añadirse a las iglesias de manera activa, como ocurrió después de Pentecostés. No te extrañe pensar que en UN SOLO DÍA, Dios pueda usar a esos hijos a la misma vez para que prediquen el reino de los cielos en todo el mundo y entonces después de ese día halla venido el fin de los días.
Nunca me sentí menos preparado para algo como esto, nunca sentí que algo se me salga tanto de las manos y me sobrepase de tal forma pero confieso que tampoco nunca antes en toda mi vida tuve tanta expectativa por ver lo que Dios ya empezó a hacer y no detendrá hasta que llegue el fin de los días.
¡Bienvenidos a los últimos días!, solo se trata de Jesús.
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