Haré que seas para este pueblo como invencible muro de bronce; pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para salvarte y librarte afirma el Señor.
Te libraré del poder de los malvados; ¡te rescataré de las garras de los violentos!» Jeremías 15:20-21
Como me emociona y consuela saber que tenemos un Dios que tiene conocimiento de todas las cosas que nos pasan y al cual podemos apelar.
Jeremías estaba siendo perseguido y calumniado.
El Señor llamó al profeta a que dejara de quejarse y regresara a su obra. Si él atendía a eso, podía tener la seguridad de que el Señor lo libraría de sus enemigos. Dios librará de problemas o ayudará a través de ellos a los que están con Él y le son fieles.
Jeremías acusó a Dios de no ayudarlo cuando realmente lo necesitaba. Jeremías dejó de poner los ojos en los propósitos de Dios y sentía lástima de sí mismo. Estaba enojado, herido y asustado.
Te ha pasado? ¿Has estado tan agotado y cansado de lidiar con todo que te sentís victima de las circunstancias? Seguro que sí, suele ocurrir.
Pero Dios no se enojó con él, sino que le respondió y lo volvió a orientar, hacia Sus prioridades.
Como vocero de Dios, debía influir en el pueblo, no permitir que ellos influyeran en él.
Y cuando damos lugar a los cuestionamientos, dudas, afrentas estamos desviándonos de nuestra meta, del propósito de Dios para nuestra vida.
Es necesario entender que en la oración podemos revelarle a Dios nuestros más profundos pensamientos; y que Dios espera que confiemos en El a pesar de las circunstancias; el propósito es que podamos influir en otros para Dios.
Una «Mama que Ora»
Argentina
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!
Quiero ser parte de este grupo. Q debo hacer?