Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
Salmos 5.1-3
Hermoso ejemplo de David, para nosotros, que, ante las dificultades, y el agobio de sus enemigos, su primer recurso es clamar a Jehová para que lo proteja.
Nuestra naturaleza humana, nos lleva a resolver las ofensas, con nuestras propias fuerzas, y poner por defensa nuestros propios argumentos, para lograr la deseada razón.
En cambio, él se acerca a Dios en adoración, y alabanza reconociendo, su gloria, majestad y poder; afirmando con seguridad, que el Señor ejercerá su autoridad y la mejor de defensa contra su enemigo, y no solo eso, sino que también no pasará por alto la ofensa hecha hacia su persona.
David conoce el corazón de Dios y esta relación con él, y eso lo hace estar convencido que no será decepcionado en ningún momento.
De la misma manera nosotros, debemos orar con esperanza, y hacer nuestras las palabras de David en oración, dando reconocimiento a su soberanía y determinación a obrar a nuestro favor.
David nos enseña una maravillosa lección, porque quien nos escuchará como Dios? ¿O conocerá nuestro corazón como él? ¿O quien responderá como él? Nadie en absoluto sustituye a nuestro Rey.
¡Él es único, admirable y Dios Eterno!
…alégrense todos los que en ti confían;
Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes;
En ti se regocijen los que aman tu nombre.
Salmos 5.11
Sean inmensamente bendecid@s !
Lucy Daluz
Mamá Que Ora
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!