Tu tiempo a solas con Dios

Imagino que no soy  la única cristiana a quien le sucedió, que creyendo hacer la voluntad de Dios, sólo estaba haciendo lo que “en mi opinión” presuponía que era Su voluntad.

Debíamos como familia tomar una decisión, que me a mi me costaba mucho resolver.

Mi esposo decidió tomar un tiempo de oración intensa por las noches, hasta que El Señor le dijo que hacer, yo le pedí a mi esposo que me esperara hasta que yo orara, porque no me sentía a gusto con su resolución , que no era por supuesto suya sino la que Dios le dio, y eso hizo.

Los cambios traen muchas veces incertidumbre,

y pérdidas de cosas que nos hacen sentir cómodos

y que por supuesto amamos.

Luego de un arduo día, y ya llegada la noche, después de la cena, se presentó el tan esperado momento de mi oración, cuando todos se fueron a dormir, mi hora con Dios comenzaba.

Retirada en uno de los cuartos  comencé a revelarle a Dios mi corazón, mis cargas, mis miedos, y todo lo que puedan imaginar, como si eso lograra hacer que Dios deje de realizar lo que ya había comenzado ha concebir en nuestras vidas.

Transitaban las horas y seguía mi monólogo con Dios, pero Señor esto…, y lo otro…., y aquello…., y solo buscaba que me dijera, “está bien, será como tu quieras”, pero no fue así.

Cuando ya rayaba el alba– ¿recuerdan el pasaje de  Génesis 32:24 (Jacob)?, fue muy parecido, seguía yo importunando  con mis argumentos a Dios, ya había orado parada, acostada, de rodillas, postrada, faltaba de cabeza, y no tenía una respuesta de Dios.

“Señor tu sabes que yo te amo, y que quiero obedecerte y  hacer tu voluntad” fue mi última oración y me quedé en silencio, y estoy segura que desde el cielo los ángeles gritaron:

 -¡¡¡¡¡¡“Aleluya”, “Aleluya”, ¡¡¡¡ Por fin!!!!

 ¡¡¡¡ Ya era hora de hacer un poco de silencio!!!! 

Ahora  sí, El Espíritu Santo podrá ministrar a Zulma en su aflicción.

No había pasado mucho tiempo, cuando de repente, (como me gustan los “de repente” de Dios),  una vos muy suave me dijo: “Hija, si es verdad que me amas, que quieres obedecerme y hacer mí voluntad, entonces obedece a tu esposo porque esa es mi voluntad”.

 Efesios 5:17

Por tanto, no seáis insensatos,

sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Un estremecimiento cruzó por todo mi cuerpo, no pude  pronunciar ni una sola palabra más, tampoco hacía falta.

Una vez más, el Padre, me mostró su amor y su misericordia, en ese instante  irrumpí en llanto y agradecí al Dios eterno su ministración, su consuelo y su eterna fidelidad.  Señor, cuanta paciencia me has tenido y me tienes.

Comprendí entonces que solo cuando nos rendimos y dejamos de poner nuestras justificaciones delante de Él, llega la respuesta,  por supuesto muchas veces no es la que esperamos, pero sabemos que en la obediencia está la bendición, lo que Dios tiene para nosotras es mejor que lo que nosotras deseamos, planeamos, o aún imaginamos.

 Oración.

Padre que cada vez que quiera hacer mi voluntad,

pueda alzar mis ojos y verme junto  a ti en la cruz,

y así yo también pueda decir como tu

“Que no  se haga mi voluntad sino la tuya”.

 

por Zulma Tigani, una «Mama que Ora»

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2 respuestas a Tu tiempo a solas con Dios

  1. evieg dijo:

    gracias por tann bello mensaje. Dios me ha aministrado a traves de el y me ha echo reconocer que estaba pidiendo lo que yo queria y no decia que fuera su voluntad. gracias azdios porque atraves de este mensaje me enseno que no es lo que digo yo sino su voluntad

    • mamasqueoran dijo:

      Muchas gracias por visitar el Blog de «Mamas que Oran» y dejarnos tus comentarios.
      Cuanto me complace saber que fue ministrada por mi experiencia con Dios. Gracias por su comentario, y que se cumpla la voluntad de Dios en su hermosa vida.
      Zulma

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