Archivo diario: 18 septiembre, 2019

«Yo me voy a extender», ¿Me extenderá el cetro?, por Pastor Daniel Zangaro, MA
¿Me extenderá el cetro?

Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el
rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la
punta del cetro. Ester 5:2

La reina Ester estaba ante una encrucijada, sabía que estaba en vigor un decreto que ordenaba el exterminio de todos los judíos, lo cual también la incluía a ella. Además, en esa época, estaba en vigencia una ley que establecía que si alguien se presentaba delante del rey sin haber sido llamado, pudiera merecer la muerte. Por eso Ester dijo:

“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.” Ester 4:16

En esta historia vemos que se imponía que Ester, en su posición de reina y además siendo judía, hiciera algo para impedir el cumplimiento de este decreto que implicaba el exterminio de su pueblo. Por lo tanto, pidió que todos los judíos ayunaran porque ella iba
a presentarse delante del rey, aún cuando él no la había llamado. Si el rey le extendía el
cetro viviría, pero sino, ella sabía que solo le esperaba la muerte.

El rey vio a Ester y le extendió el cetro de oro que tenía en su mano y entonces se
abría ante ella una gran oportunidad. La de hablar cara a cara con el rey quien era la
persona con suficiente autoridad para cambiar el dramático destino del pueblo judío.

Seguramente conoces la historia, el rey escuchó a Ester, revocó el decreto y Amán, quien había tramado todo esto, terminó ahorcado y Mardoqueo exaltado.
Me llama la atención la importancia que tuvo en esta historia que el rey extendiera
su cetro, porque de lo contrario Ester pudiera haber muerto por desobediente y lo mismo
el resto del pueblo judío, por la simple aplicación del decreto del rey.

Es sorprendente que según esa antigua ley, la única opción para hablar con el rey
era que él llamara, de lo contrario la persona se arriesgaba incluso a morir si era que él no
le extendía su cetro. Sin embargo ¡que distinto que es para nosotros hablar con el Rey de
Reyes y Señor de Señores!. Solo necesitamos ir confiadamente delante de su trono de
gracia. ¿Qué diferencia no?

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16

“De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen”. Lucas 1:50 (NVI)

Que precioso es saber que tenemos libre acceso para hablar con Dios. No necesitamos pedir una entrevista especial, no hace falta sacar turno con su secretaria, El siempre está dispuesto a escuchar a un hijo que quiere hablar con El. Tampoco Dios reaccionará considerando inoportuna o molesta nuestra petición, sino que por el contrario, El nos extiende su misericordia. Que llamativo es que mientras el rey de la historia extendía su cetro, el Rey de Reyes nos extiende Su misericordia.

También podemos sacar de esto otra enseñanza ¿que tan disponibles estamos cuando otros necesitan que seamos instrumentos de bendición? ¿Qué tan accesibles estamos aún para los de nuestra propia casa, cuando quieren hablar con nosotros?
Recuerdo una historia real de un pastor que estaba en su oficina atendiendo y
aconsejando a mucha gente, pero un día muy particular cuando le pidió a su secretaria
que hiciera pasar al próximo en lista, vio entrar a su propio hijo. Con asombro, el padre le
preguntó ¿que haces acá, viniendo a la oficina para hablar conmigo, si tú eres mi hijo? El
le respondió: hace meses que quiero hablar contigo y no tienes tiempo, por lo cual decidí
pedir una cita con tu secretaria, ya que los hermanos de la iglesia pueden hablar contigo
antes que yo. El pastor estremecido y en medio de su llanto pudo ver, recién en ese
momento, lo inaccesible que había estado para su propio hijo.
Dios está siempre disponible y solo a la distancia de una oración, ve confiadamente delante de su presencia y deja que una vez más extienda sobre ti Su misericordia.

por Pastor Daniel Zangaro, MA
www.mamasqueoran.com
mamas@cvclavoz.com
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