¿Cómo lo hizo Jesús?, por José Tomás Cruz Neme

¿Cómo lo hizo Jesús?

A menudo pienso en cómo puedo hacer para compartir el evangelio de una manera eficiente y bíblica, creo que esta idea no sólo inquieta mi mente sino la de cada creyente. Nos mueve a buscar estrategias para llegar a las personas de la mejor forma. Entonces considero muy sensato preguntarme “¿Cómo lo hizo Jesús?”, Él es nuestro mayor referente en todas las áreas de nuestra vida, cómo no también en la evangelización.
En el evangelio según San Juan 4:7-26 observamos un escenario muy conocido: Jesús y la mujer Samaritana. De este pasaje vamos a extraer 4 principios claros a seguir en cuanto a evangelizar, lo cual requiere valentía:

Primero: Jesús comenzó en el plano natural, esta mujer no era creyente y la biblia nos enseña que el “hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:14), entonces Jesús comenzó una conversación hablando sobre algo relacionado al agua, así también lo podemos hacer nosotros aprovechando  la situación y el entorno que nos rodea, iniciar con un simple “hola, qué tal, cómo te va?”. Si la persona responde amablemente puedes continuar con un “¿sos de por aquí?” y desde allí desarrollar una conversación.

Segundo: Luego Jesús cambió el sentido de la charla al plano espiritual (v.10) simplemente mencionando las cosas de Dios, “¿vas a la iglesia?” o “¿Crees en Dios?”. Otra manera más sencilla de adentrarnos en dicho plano es compartiendo un tratado acompañado de “¿tienes uno de estos?” o “este es un tratado evangelístico, ¿tienes familia cristiana?”.

Tercero: Jesús le dio convicción usando la Ley dada por Dios (v. 16-18), le habló dulcemente a su conciencia y le mostró que había roto el séptimo de los 10 mandamientos; usó la ley para dar “conocimiento del pencado” (Romanos 2:19-20). Nosotros lo podemos hacer preguntando “¿te consideras una buena persona?” o “¿consideras que guardaste los 10 mandamientos?”, podemos seguir con “¿Cuántas mentiras crees haber dicho a lo largo de tu vida?”, “¿alguna vez robaste algo por más pequeño que sea?”. Es importante hacer todo con amor y con un espíritu de mansedumbre ya que verdaderamente estas preguntas confrontan a la persona, si lo hacemos así no erramos. Recordemos también que cada personas tiene la ley escrita en su corazón (Romanos 2:15), la conciencia hace su trabajo y afirma la verdad de cada mandamiento. Le mencionamos varios mandamientos y obtenemos la confesión de haberlos quebrantado preguntando por ejemplo “¿Cómo llamarías a una persona que mintió muchas veces?”, etc. Proseguimos consultándole “Si Dios te juzgara según los 10 mandamientos en el día del juicio, ¿serías inocente o culpable?”.

  • Si se considera inocente puede preguntarle por qué cree eso.
  • Si se considera culpable le planteamos ¿crees que irás al cielo o al infierno?

Aquí pueden suceder 3 cosas frente a las cuales podemos argumentar:

  • Si dice no creer en el infierno, podemos plantear la situación de que puedo yo no creer en la lluvia pero de todas formas va a llover. Con amabilidad mencionarle que lo que ya confesó, y que, de parte de Dios tenemos conciencia la cual nos indica lo que está mal o bien.
  • Si dice que es culpable pero que irá al cielo porque Dios es bueno, podemos argumentar que un tipo culpable de un delito se encuentra frente a un juez, si el juez es bueno, va a asegurarse de que el culpable cumpla una condena; cuánto más bueno y justo es Dios. 
  • Si puede admitir su culpabilidad y que su destino es el infierno, entonces sería bueno preguntarle “¿eso le preocupa?”. Podemos traer a colación pasajes como Apocalipsis 21:8 y 1 Corintios 6:9-10.

Cuarto: Jesús se reveló a ella (v. 26). Una vez que la ley humilla a la persona, podemos presentar el evangelio, recordemos lo que dice la biblia: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6). Sólo los enfermos tienen necesidad de médico, sólo los que ven la enfermedad del pecado en sí mismos verán también la salvación en el evangelio. Le presentamos el mismo: que Dios envió a su Hijo Jesucristo, el cual murió en la cruz en nuestro lugar, que al tercer día resucitó venciendo a la muerte y que hoy vive. Podemos llevarlo a la siguiente ilustración: “Nosotros rompimos la ley de Dios y Jesús pagó la multa, si nos arrepentimos (darle completamente la espalda al pecado) y confiamos en este pago, en Cristo, entonces Dios nos perdona justamente y nos deja libre de condenación”. Le preguntamos si tiene sentido y si entiende lo que mencionamos, también si él está dispuesto a confesar y abandonar sus pecados y confiar en el Salvador para tener la vida eterna, le mencionamos que ore y pida a Dios que lo perdone. Luego le exhortaremos a  conseguir una biblia si no la tiene, a que la lea diariamente, a obedecer lo que lee y a asistir a una iglesia bíblica, donde se predique a Cristo como el único y suficiente Salvador.

José Tomás Cruz Neme, 21 años
Estudiante de ingeniería Mecánica
Un joven de avivamiento
San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina

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