«El jefe de los soldados ordenó que metieran a Pablo en el cuartel, y que lo golpearan. Quería saber por qué la gente gritaba en contra suya. Pero cuando los soldados lo ataron para pegarle, Pablo le preguntó al capitán de los soldados:
—¿Tienen ustedes permiso para golpear a un ciudadano romano, sin saber siquiera si es culpable o inocente?
El capitán fue y le contó esto al jefe de los soldados. Le dijo:
—¿Qué va a hacer usted? ¡Este hombre es ciudadano romano!
El jefe fue a ver a Pablo, y le preguntó:
—¿De veras eres ciudadano romano?
—Así es —contestó Pablo.
El jefe le dijo:
—Yo compré el derecho de ser ciudadano romano, y me costó mucho dinero.
—¡Pero yo no lo compré! —le contestó Pablo—. Yo nací en una ciudad romana. Por eso soy ciudadano romano.» 22:24-28
En un tiempo cuando se compra y vende casi todo, o todo lamentablemente, hay una frase en este capítulo que me conforta y me afirma en hacer bien las cosas. El jefe reconoce que tener la ciudadanía romana le costo mucho dinero. No fue obtenida por nacimiento, ni por adopción, ni por derecho legal sino que hubo una transacción de compra y venta.
Pero Pablo, como nosotros podemos decir delante de Dios y delante de los hombres … «YO SOY CIUDADANA DEL CIELO», yo no lo compré (porque no habría forma de hacerlo), sino que tengo el derecho a mi ciudadanía celestial cuando acepto a Jesucristo como mi Salvador y Señor, en mi vida y en mi corazón.
Hoy es el día de disfrutar tus derechos como ciudadana de cielo, levantate y toma tu lugar, ya ganado por la victoria de Jesucristo en la Cruz.
Dios te bendice !
Alejandra Zangaro
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!
