«Ni echa nadie vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, el vino hará reventar los odres y se arruinarán tanto el vino como los odres. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos» – (Marcos 2:22)
Siempre me pregunte si cuando hablaba la escritura del odre viejo, si eso tendría alguna relación con un tema de edad también pero no es así, el odre viejo es una condición del corazón.
El odre viejo es sencillamente esa persona que en su corazón tiene la soberbia suficiente como para creer que ya lo vio todo de Dios, para creer que ya conoce como Dios hará siempre las cosas, para creer conocer con su mente finita la mente de Dios, para sin orar creer saber lo que Dios esta haciendo o hará y entonces se vuelve un odre viejo, donde ya nada Dios puede hacer con el por causa de los limites que el mismo le pone a Dios.
Eso me hace recordar a palabras de Jesús diciendo: «aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón» – (Mateo 11:29). El llamado para todo cristiano es no llegar a ser considerado por Dios un odre viejo y para eso entonces tenemos que aprender de Jesús a ser humildes de corazón.
¡Vamos por la humildad de corazón y vamos por el vino nuevo también!
Ser Un Extranjero
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