Isaías 55:7-8”Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”.
El Señor está llamando al hombre al arrepentimiento de pecados y a cambiar sus pensamientos para que no sigan viviendo en sus propios caminos e ideas. Como personas libres e inteligentes tenemos pensamientos propios y elegimos nuestros caminos pensando que son muestras de nuestra sabiduría en la tierra, pero, a la larga, estos caminos no pueden encontrarse con los caminos del señor que están muy por encima de los nuestros y que nos alejan del perdón y la misericordia de Dios.
La actitud digna de un creyente debe ser seguir la palabra de Dios, si bien sabemos que somos de alguna manera semejantes a Dios, debemos dejar de lado todo tipo de juicio y opinión, porque los caminos y los pensamientos del señor están muy por encima de los nuestros y sobrepasa todo pensamiento y conocimiento humano. Sus designios son trascendentes e inescrutables. El puede extraer de las tinieblas una luz brillante y hacer que aflicciones grandes generen goces extraordinarios. El es admirable tanto en consejos como en obras y siempre elige el camino en que su gloria se manifieste con abundancia. Si consideramos nuestro camino como el mejor, cuando el ojo divino lo escruta, resultará que va a estar por debajo del camino de Dios. El camino de Dios es el evangelio y no es producto de la elaboración del hombre sino que bajó del cielo. El apóstol Pablo dice en:
Gálatas 1:11-12 “11Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”
Si nuestras palabras van de acuerdo a la palabra de Dios, entonces los pensamientos serán los de Dios y nos conducirán de acuerdo a su voluntad. Los planes que El Señor tiene para nosotros son de bien y no de mal, que pues esperamos para caminar confiados?
Mil bendiciones!!!!!
Silvia L. Sanchez 
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
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