Llegamos al último salmo de la Biblia.
Este es un salmo de alabanza a Dios por todo lo que nos dio he hizo por nosotros.
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Salmo 150
Nada ni nadie debe ser alabado sino Dios.
Satanás quiere esa alabanza y adoración. «Adórenme a mí, y todo será diferente». El enemigo intentó desesperadamente, en el transcurso de la historia, eliminar la adoración a Dios. Hoy se «adora al sol, la luna, la tierra, los artistas, cantantes, la fama, el dinero, inclusive adorarse a sí mismo, menos a Dios». Y parece ser que funciona, porque la raza humana esta tan confundida que se encuentra en un caos total.
Dios no desea ser adorado para ser más grande o más poderoso, desea que lo alabemos porque somos nosotros los que de esa manera somos bendecidos.
Fuimos creados para alabar a Dios y cuando lo hacemos estamos completos.
Seamos instrumentos de alabanza para un Dios TAN GRANDE, tengamos una vida de adoración.
Cantemos, alabemos y agradezcamos, aún en medio del dolor.
Si estamos tristes alabemos, es el mejor remedio para la tristeza.
«¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!”
Dios bendiga tu vida.
Una «Mama que Ora»
Argentina
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!