La alegría de servir.
“Servid a Jehová con temor y alegraos con temblor.” Salmos 2:11 RVR 1960.
El salmo 2 puede ser clasificado en la categoría de los salmos mesiánicos, ya que el mismo se refiere a Cristo señalando su deidad y el reino universal del Ungido del Señor.
Es un salmo que se centra en la figura de Cristo como salvador, rechazado por judíos y gentiles pero al mismo tiempo, establecido como rey en Sion, quien tiene a la tierra como posesión suya y juzgará a las naciones.
En el versículos 11 nos habla del servicio a Dios en una doble característica. Por un lado requiere seriedad, temor, reverencia en lo que hacemos para El, por el otro, es necesario que sirvamos con alegría.
Muchas veces se habla de la necesidad de la excelencia en el servicio al Señor y en ocasiones, esto solo queda en una mera expresión de deseos que no va acompañada por un accionar consecuente con dicha meta. Pero es necesario servir a Dios con lo mejor. Es necesario que todo lo que hagamos sea hecho en temor reverente.
Este temor es distinto al miedo, porque el temor de Dios es un cuidado muy especial que sus hijos debemos tener por no ofenderlo.
El temor de Dios es muy diferente según la persona sea a no creyente.
Para el inconverso el temor es al juicio y a la perdición eterna, pero en el caso de los creyentes se trata del deseo de reverenciarlo.
Leemos en Hebreos: 12:28-29 “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” El temor de Dios entonces es esta reverencia y admiración que sentimos por El lo cual nos motiva a rendirnos ante Dios por su amor, poder y grandeza.
Pero además nuestro servicio debe estar revestido de alegría. Uno puede hacer las cosas de todas maneras, por obligación, por obediencia o por temor. Pero que bueno es cuando todo nuestro servicio esta impregnado de alegría, agradecimiento y amor, tanto a Dios como a nuestro prójimo.
Por lo tanto, quizás hoy sea una buena oportunidad para plantearnos si nuestro servicio a Dios cumple con estas dos características: temor (reverencia) y alegría. Entonces sería bueno preguntarnos: ¿Sentimos el gozo y la alegría de servir a Dios en lo que haces? ¿El servicio se ha transformado en una carga? ¿El motivo del servicio es la reverencia a Dios?
Muchas veces el cansancio, la rutina y las presiones de la vida llevan a que algo que comenzó fuerte, excelente y con gozo, se transforme en algo rutinario y solo realizado por obligación o temor.
Es tiempo de dejar toda carga a los pies de la cruz y recuperar el gozo y la pasión en el servicio al Señor.
Daniel Zangaro
Excelente salón y reflexión. Q nos dejamos llevar los las circunstancias y perdemos el gozo..sea Dios avivando nuestro deseo de alabsrle honrarle ..no m suelte Padre.. Un abrazo hmno Zángano. Desde Venezuela.. Dios les bendiga..