Salmos de IMPACTO para las Mamás que Oran, Salmo 37 por Daniel Zangaro

No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán. Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Salmo 37:1-4.

Vivimos en un mundo en el que por momentos, todo parece estar dado vuelta. Por un lado nos encontramos con personas que obran rectamente, trabajan y se esfuerzan pero sin obtener resultados demasiado alentadores. Por otra parte y como un fuerte contraste, corruptos, ladrones y mentirosos, parecen vivir de manera próspera y relajada sin pasar por tantos sacrificios ni esfuerzos. Ni siquiera parecen preocupados por su mal andar, sino que impunemente caminan por la vida con la seguridad que proporciona el éxito.

De tal manera podemos preguntarnos, ¿cómo es posible que alguien que no teme a Dios y que obra claramente con malas intenciones le vaya bien en la vida?. Pero también es válida la pregunta opuesta, ¿Cómo puede ser que personas buenas, trabajadoras, sacrificadas y responsables no puedan encaminar sus vidas?

Muchas veces podemos caer en la trampa de la comparación y quedarnos solamente con lo exterior, con lo que nuestros ojos pueden percibir. Hay dos consejos que nos da este salmo que pueden ser de gran ayuda: no debemos ser impacientes ni tampoco tener envidia de la prosperidad del impío. Impacientes, viene de la palabra hebrea kjará, que significa: “apesadumbrar”, “encolerizar”, “enojar”. Por lo tanto no debemos llenarnos de ira ni enojarnos por la situación de otros, por el contrario debemos cultivar la paciencia como fruto del espíritu. Dice Gálatas 5:22:“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe…

La palabra griega para paciencia es makrodsumía, que significa “soporte”, “aguante”. Por su parte, envidia es la palabra hebrea caná que significa: “celoso” o “envidioso”. Por lo tanto, como creyentes debemos soportar con paciencia, sin enojarnos, ni dando lugar a los celos o la envidia por la aparente felicidad de los malvados.

Si nos quedamos con una mirada exterior y superficial, probablemente caigamos en el enojo o la envidia, pero la Biblia es clara en cuanto al final que ellos tendrán. “Porque cómo hierba serán pronto cortados, y Como la hierba verde se secarán. (V. 2).

Por lo tanto, no hay nada que envidiar, cuando solo se trata de una prosperidad externa superficial y pasajera, que no tiene se equivalencia en la vida interior de la persona. Sabemos que este tipo de felicidad no permanece y su final es realmente doloroso.

Pero el salmo continúa diciendo que nos deleitemos en Jehová y El nos concederá las peticiones de nuestro corazón. (V. 4).

Deleitarnos en su presencia significa pasar tiempo con El, disfrutando del gozo y la paz que solo Dios nos puede dar. En el contexto podríamos decir, saquemos la mirada de lo que le pasa al otro, si prospera o si a nuestro juicio se lo merece y tengamos deleite en la presencia de Dios. La promesa de Dios es que cuando esto pasa, El nos concede las peticiones de nuestro corazón.

Por lo tanto, hoy te animo a que levantes tu mirada al Señor, deja de compararte, abandona la queja, no pienses que eres mas justo que Dios para decidir a quien le debe ir bien y a quien mal. Tampoco te enojes con El pensando que es injusto contigo, simplemente ten paciencia, abandona todo sentimiento de envidia, celos o ira porque en apariencia otros logran mas cosas. Simplemente espera paciente y confiadamente en el Señor y El hará. (V. 5).

DZ 7

 

 

Por Daniel Zangaro

 

 

 

 

 

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