«Los que buscan mi vida arman lazos, y los que procuran mi mal me amenazan y traman engaños todo el día.
Pero yo, como si fuera sordo, no oigo, y soy como un mudo que no abre la boca.
Soy, pues, como un hombre que no oye y en cuya boca no hay reprensiones». Salmo 38:12 -13-14
¡Que difícil!
Si nos ponemos a pensar, el quedarse callado, cuando alguien levanta injurias o te despedaza con sus comentarios u opiniones, es muy, duro. Es algo que se hace dificultoso no responder a la agresión que recibes gratuitamente.
Después de todo es tu reputación, es de tu vida de la que hablan y es algo muy preciado.
Pero aquí hay una lección de la que debemos aprender.
El salmista no abrió su boca para defenderse, se hizo el sordo, enmudeció, y no tomó venganza por si mismo.
Una vez mas confío en Dios, sabía que El lo defendería y su reputación seria limpiada.
Amada hermana, no peleemos la batalla con nuestras palabras, ni con nuestras fuerzas, entreguémosla al Señor, El sabe muy bien como defendernos.
Jesús se mantuvo en silencio ante sus difamadores; dejó su caso en manos de Dios. ¡Ese es un buen lugar para dejar nuestro conflicto también!
Una «Mama que Ora»
Argentina
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!