Lectura del día: Números 1 -13
Y vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra. (Números 11:31).
El pueblo de Israel pedía carne, los reclamos y las presiones eran cada vez más fuertes sobre Moisés y El parece contagiarse del sentimiento popular y reclama a Dios: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? (v. 11), y más adelante: “No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.” (V. 14, 15).
Atrás habían quedado tantas manifestaciones de Jehová respaldando a Moisés, las plagas enviadas contra Egipto, el milagroso cruce del mar Rojo librándolo del ejército del faraón, la provisión diaria del maná, la nube que los guiaba y la columna de fuego que le daba calor.
Pero el pueblo quería carne, comenzaron las murmuraciones, ¿para que salimos de Egipto si allí estábamos mejor?, añoraban el pescado, los pepinos, melones, puerros, las cebollas y los ajos que comían en Egipto. Parecían adherir al conocido dicho popular que reza: “Todo tiempo pasado fue mejor”.
Al leer esto, me surge la pregunta: ¿Cómo este pueblo pudo olvidarse tan fácilmente de las maravillas que había hecho Dios con ellos? No cabía duda de su respaldo y su presencia. ¿O como Moisés que hablaba cara a cara con Dios, se deprimió de tal manera pidiendo su propia muerte?
Estas actitudes parecen poco razonables, Dios los ha sacado de la esclavitud, iban hacia una tierra prometida por El, pero llegaron al punto de preferir la vida de esclavos que seguir atravesando un duro desierto hacia el futuro que Dios tenía preparado para ellos.
¿Poco razonable? En fin, creo que no somos muy diferentes.
El maná significaba la diaria provisión de Dios para su pueblo, veían cada día el milagro de Dios para alimentarlos y protegerlos, sin embargo nadie daba gracias por el maná. Su líder Moisés, tampoco estaba mucho mejor, desbordado por la situación y el reclamo popular, solo veía la muerte como salida.
Cuantas veces el desierto se hace tan largo y tan difícil que comenzamos a mirar atrás y con esta actitud dudamos de la fidelidad de Dios para con nosotros y a donde nos quiere llevar.
Si el desierto se hace largo y ya pareces no soportar, si parece que no hay salida y no ves un futuro que resulte promisorio, te invito a que mires hacia el cielo y comiences a hacer lo que el pueblo de Israel no hizo y por esto debió soportar la ira de Dios.
Comienza a dar gracias por el maná, por lo que Dios hizo en tu vida, porque te libró de la muerte y la esclavitud del pecado y fundamentalmente porque el desierto no es tu lugar de residencia, sino un lugar de paso. Recuerda que vas en camino, tomado de su mano a la tierra de bendición. Dios te llamó a libertad, no te quedes a mitad de camino.
Daniel Zangaro
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
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