«Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu verdad»
Sal 108:4.
¡Ah, Su misericordia! ¿Qué sería de ti y de mí si el amor de Dios no fuese más grande que los cielos?
Cuando miro el cielo, me viene este versículo a la memoria.
Los cielos son usados numerosas veces para expresar inmensidad, magnitud, infinidad.
Los cielos no pueden ser medidos. Es algo que nuestra mente finita no puede entender. Y este salmo expresa que la misericordia es más grande todavía que los cielos.
La misericordia preciosa e incalculablemente infinita de Dios nos libra de la consecuencia fatal del pecado, que es la muerte.
Su Palabra dice que todos pecamos y por lo tanto, merecemos morir.
Constantemente, a cada instante, tomamos decisiones equivocadas. Creyendo hacer el bien hacemos mal. Pero “LA MISERICORDIA” del Señor quita de nosotros la sentencia de muerte. Por eso, querida mamá, seamos agradecidas, cada día de nuestras vidas levantemos cantos y oraciones de gratitud a Dios y enseñemos a nuestra familia a dar Gracias al Señor por todo.
No importa lo que paso, comencemos a vivir el presente con sabiduría y miremos al futuro con esperanza, aunque las cosas parezcan empeorar y escapar de nuestras manos.
Aunque sea difícil, y a pesar que el dolor golpee a la puerta del corazón y asfixie, creeremos en el amor de Dios y su misericordia.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida…” Salmo 23:6
Una»Mama que Ora»
Argentina
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“Por mi hijo oraba y el Señor me concedió lo que le pedí” 1Sam 1:27.
No estás sola en la lucha por tus hijos, SENTITE PARTE ¡!!